«Hai días que teño que atarme a vasoira para traballar, pero non me dan o retiro»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Marta P.Carballo / Marco Gundín

Un juez concede la incapacidad a una catalana por dolencias asociadas a la fibromialgia; otros pierden su batalla legal

21 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A Isabel, nombre supuesto, le recomendaron que buscara otro empleo, pero se pregunta a dónde va a ir con 49 años después de haber trabajado toda la vida en empresas del sector de la limpieza. Nunca había tenido problemas hasta que hace unos años, en el 2010, comenzó a sentir dolor. No tenía fuerza en los brazos, notaba que le fallaban las muñecas. «Nunca antes collera unha baixa, pero entón tiven que empezara collelas porque hai días nos que non aguantas. Hai días nos que teño que atarme a vasoira cunha cinta na boneca para poder traballar, pero non me dan o retiro», dice. Tras recurrrir a varios médicos, le fue diagnosticada fibromialgia. Ahora tiene, además, varias patologías asociadas. Desde túnel carpiano hasta algunas hernias discales.

El pasado diciembre agotó un cartucho que había guardado hasta el final. Después de años de dolor y de haber comparecido en Santiago varias veces ante el equipo de valoración de discapacidades (EDI) para que le dieran la incapacitación laboral, explica que no le quedó otro remedio que presentar una demanda ante el juez. Su caso fue resuelto a final de año. Pero, al contrario de la auxiliar de enfermería de 56 años que trabajaba en un hospital de Barcelona a la que han reconocido estos días una incapacidad permanente total con una paga de 1.652 euros al mes que deberá abonar el Instituto Nacional de la seguridad Social, ella tendrá que continuar trabajando. Lo que tiene reconocido es una discapacidad del 65 %.

En el caso catalán, según el bufete Tribunal Médico (representante legal de la demandante), la mujer sufre fibromialgia y síndrome de fatiga crónica, junto con una afectación en los discos vertebrales lumbares, que le condicionan su movilidad. Además, fue diagnosticada de un episodio depresivo grave, con ansiedad y migrañas, y tiene reconocida una discapacidad del 38 % por la Generalitat. De ahí que el tribunal haya resuelto que «una fibromialgia en grado tres, concurrente con fatiga crónica», combinadas con depresión y ansiedad, no permiten asumir el trabajo que realizaba. 

La asociación gallega

En cambio, a Isabel no le han reconocido que no puede trabajar. Forma parte de la Asociación Galega de Fibromialxia. La lucha de este colectivo, que arropa a 1.900 mujeres de toda Galicia, está en el fomento de la investigación, en el reconocimiento de la enfermedad como incapacitante laboralmente y, además, que el Instituto Nacional de la Seguridad Social apruebe que aquellos que la sufren puedan tener derecho a cambiar de puesto de trabajo, pero desempeñando una labor en el que tengan calidad de vida. «Non se trata de que dean unha incapacidade laboral a todo o mundo, só nalgúns casos», explica la presidenta del colectivo, Dolores Bermúdez Vázquez. Además, quiere hacer un matiz sobre sentencias como la de Cataluña. «Polo xeral, cando un xuíz resolve dar a incapacitación laboral é polas patoloxías asociadas, non pola fibromialxia en grado primario como tal. Hai que aclarar iso,porque hai quen pode ter falsas esperanzas». El 13 de mayo celebrarán el Día Mundial de la enfermedad en el hotel Congreso en Montouto (Teo).