«¿Con nueve basta? No digo nada»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Miguel Villar

María del Valle Calvelo y Miguel Agudo Fernández llegaron ayer a casa con su noveno hijo

08 sep 2017 . Actualizado a las 18:45 h.

Isaac Agudo Calvelo vino al mundo en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense el martes 5 de septiembre. Pesó 3,330 kilos y su nacimiento se desarrolló en un parto normal, sin ningún tipo de complicaciones. Además no hizo sufrir demasiado a su madre. «Ha sido, sin duda, el parto más rápido que he tenido: todo terminó en poco más de una hora», relata la feliz madre, María del Valle Calvelo Vázquez, que ayer traspasaba el umbral de su casa, en la capital ourensana, con el nuevo miembro de la familia en brazos.

Allí esperaban a Isaac siete de sus ocho hermanos ansiosos por darle la bienvenida: Israel, de 12 años; los mellizos Sabela y Samuel, de 10; Rafael, de 8; Gabriel, que cumplirá 5 este mes; el pequeño Josué, que tiene 2; y Saúl, que con 11 meses era hasta ahora el benjamín de la casa, categoría de la que lo ha desbancado el recién llegado. En la recepción solo faltaba Raquel, la primogénita, de 14 años que, aunque fue la primera en visitarlo en el hospital, tuvo que salir de viaje para incorporarse a un campamento en el que participa.

Pese a la ausencia temporal de la mayor, María del Valle estaba ayer exultante al ver de nuevo junta a su prole y poder abrazarlos. «Estoy feliz», señala. De hecho, no cierra la puerta a que la familia siga creciendo. «¿Si con nueve basta? No digo nada. Siempre tuvimos claro que serían los que Dios quisiera».

María dice que puede con la tarea. «No estoy para nada agobiada. Es cuestión de organización. Y, además, tengo mucha mano de obra barata», bromea riendo en referencia a sus vástagos.

Y es que en la casa de esta madrileña de 39 años casada con Miguel Agudo Fernández, un ourensano de 40, las normas y el cumplimiento de los horarios son herramienta imprescindible que todos asumen con naturalidad. «Si no fuera así, sería un caos. ¿Cómo íbamos a conseguir que todos llegaran a tiempo al colegio o acudieran a las otras actividades? Todos tienen sus obligaciones y tareas, cada uno adaptadas a su edad y capacidad», señala. Pero ¿cómo se logra establecer unas normas de convivencia para semejante familia? Este matrimonio asegura que no hay nada extraordinario. Cuentan que se ha logrado aplicando el mismo sistema que ellos mismos mamaron.

Tanto María como Miguel vienen de familias numerosas -aunque no tanto como la que ellos han creado-, porque cada uno tiene cuatro hermanos. «Supongo que transmitimos a nuestros hijos esa forma de colaborar, de que entre los hermanos hay que ayudarse y cuidarse. Nosotros lo vivimos así y no nos supuso ninguna carga ni ningún trauma ni pensamos que lo sea para nuestros hijos. Esa educación es lo único que yo les voy a dejar a mis hijos porque, desde luego, no les podré dejar ninguna otra herencia», añade.

Y aunque la casa de María y Miguel no es una balsa de aceite y, como en cualquier familia con niños pequeños, existen las disputas y los problemas, este matrimonio procura buscar siempre el lado positivo. «Si lo piensas, ser tantos hasta te da la ventaja de que si dos se pelean es cuestión de mandar a cada uno con otro hermano», apuntan.

Un solo sueldo

Pero aún queda por explicar cómo se organizan otros aspectos fundamentales, como el de los gastos para mantener una casa de este tipo. Cuando llegó el séptimo, María decidió pedir la excedencia en la guardería de A Galiña Azul en la que trabajaba. Dice que no le compensaba lo que cobraba si tenía que pagar una ayuda en casa. En el núcleo familiar entra solo el sueldo de Miguel, operario de mantenimiento.

«También es cuestión de organización y de sentido común. Yo apenas compro ropa, mucha pasa de unos a otros o viene de los primos o se la regalan. Incluso otras mamás del cole». Con todo, solo en leche la familia consume 90 litros al mes. «Lógicamente, hay que hacer números, pero priorizamos y, en vez de salir a tomarnos una cerveza, pues no lo hacemos porque para nosotros eso es prescindible», matiza.

La responsabilidad en el gasto también llega a los pequeños. De hecho, como se comprueba en la foto superior, hay algún seguidor del Real Madrid que no tiene reparos en lucir la camiseta «heredada» del Barça. «Saben que todo cuesta y requiere un esfuerzo y, si quieren irse de campamento o comprar algo, saben que deben ahorrar de lo que reciben en los cumpleaños o en las fiestas», explica María.

«Ahora ya no podemos ir en la furgoneta; nos faltan plazas»

Uno de los problemas logísticos que afronta esta familia es el del transporte. «Ahora ya no podemos ir en la furgoneta, nos faltan plazas. De hecho, ya cuando nació el anterior tuvimos que pensar en una solución, porque el vehículo es imprescindible, ya que, al ser tan pequeños, yo no puedo desplazarme a pie a ningún sitio», narra la madre. Pensaron en un minibús, pero eso suponía sacarse un carné especial y un coste que no podían asumir. «Compramos otro coche más pequeño para completar», cuentan. María apunta que, salvo ayudas puntuales como la Tarxeta Benvida, «en realidad las familias numerosas no tienen grandes apoyos, por mucho que digan que se potencia la natalidad».