«España es el único país en el que se cuestiona la naturaleza de la donación»

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

Asegura que el único motivo que hay tras ella es la solidaridad y defiende el papel de la empresa privada

21 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En España hay unas 8.500. Es el segundo país en Europa, después de Alemania, con más fundaciones. Invierten cerca de 8.000 millones de euros anuales, de los cuales más del 80 % proceden de la iniciativa privada. Silverio Agea Rodríguez (Chilluévar, Jaén, 1971), director general de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), participó en una jornada sobre filantropía en A Coruña en la que CaixaBank reunió a un grupo de clientes para hablar de mecenazgo.

-¿Qué sería de los proyectos filantrópicos sin las fundaciones?

-Imagínate por un momento en España o Galicia cuántos centros de empleo estarían cerrados si no existieran, cuántos proyectos sanitarios, educativos, cuántos centros de personas con discapacidad, para mayores, comedores sociales... En definitiva, estaríamos hablando de un gran problema. De hecho, su papel durante la crisis, cuando tanto se recortaron los fondos públicos, fue fundamental, porque durante esta etapa mantuvieron el gasto, a costa de descapitalizarse, en muchos casos, para no bajar el gasto y mantener la atención a sus destinatarios. Esa vieja frase de que hemos logrado hacer más con menos es verdad. Y la iniciativa privada pone unos recursos importantísimos en favor del interés general.

-¿En estos últimos años han cambiado las principales metas?

-Se puede explicar con un símil médico. Las fundaciones antes de la crisis eran como médicos especialistas y daban respuesta a problemas concretos. Con la recesión, han ido cambiado el perfil para convertirse en fundaciones generalistas, porque había más necesidades que atender, y se convirtieron en una especie de médico de cabecera. Ahora vuelven a empezar a especializarse.

-¿De qué pata cojean más las iniciativas actualmente?

-Con la crisis ha disminuido un poco la atención a la cultura y ha aumentado en el bloque social. Lo que más necesitamos ahora mismo es insistir en el tema de la investigación y la ciencia. Es clave. No hay futuro sin apostar por ella, al igual que por la educación y los servicios sociales.

-Las inversiones socialmente responsables están en alza en el ámbito empresarial: ¿está habiendo un cambio de modelo?

-El modelo en España es totalmente distinto al anglosajón, donde son las personas físicas, los particulares, como tú y yo, quienes hacen las donaciones a las entidades sin ánimo de lucro. En Estados Unidos, por ejemplo, la gente apoya a sus universidades, algo que aquí parece impensable. De ahí que desde la AEF se hayan impulsado los incentivos al mecenazgo para conseguir que los 150 primeros euros que done una persona desgraven al 75 % del IRPF (antes era un 25 %). Lo ideal sería el 100 %, para aumentar la colaboración de particulares. Evidentemente, no se dona por un incentivo fiscal, se hace por solidaridad, pero es una palanca. Intentamos consolidar el apoyo de empresas, que se hagan pequeñas aportaciones particulares y también grandes donaciones, como las que hacen Amancio Ortega o La Caixa, que es la tercera fundación del mundo en aportación anual a favor de los fines de interés general.

-Sin embargo, muchas grandes donaciones que se han hecho públicas han recibido críticas...

-España es el único país en el que se cuestiona la naturaleza de una donación. El problema es que aquí no hay una cultura de prestigiar al filántropo y al donante. Es más, parece que a veces hasta está mal visto y algunos dicen barbaridades desde el desconocimiento, como que es para evadir impuestos o para ahorro fiscal. La realidad es que a partir de los 150 euros, una donación como máximo desgrava el 35 % y antes era del 25 %, cuando se criticó al señor Ortega por su donación a la sanidad pública. O sea, no es un tema para evadir impuestos, porque tú ya has cotizado por esos dividendos que luego has donado. Hay un desconocimiento supino. Toda donación es un acto de solidaridad.