Juicio de la Love Parade: «La codicia desencadenó la tragedia»

Gemma Casadeval ALEMANIA / EFE

SOCIEDAD

Roland Weihrauch | DPA

Arranca en Alemania el proceso por la fiesta de música electrónica en la que fallecieron 21 personas aplastadas

09 dic 2017 . Actualizado a las 08:53 h.

«El desgarro continúa, pero ahora acudo con la entereza de quien sabe que hace lo correcto». Esas fueron algunas de las palabras pronunciadas ayer por Paco Zapater antes de que comenzara el juicio en Düsseldorf por la tragedia ocurrida en la Love Parade, el festival de música electrónica organizado en el oeste de Alemania el 24 de julio del 2010, donde murieron 21 personas, entre ellas dos españolas, dejando también más de 650 heridos. Al parecer, el suceso estuvo envuelto en un cúmulo de presuntas negligencias y errores de organización.

Una de las víctimas era Clara, la hija de Zapater, abogado de Tarragona que forma parte de la acusación particular formada por familiares de las víctimas o supervivientes. La joven de 22 años había ido con una amiga, Marta Acosta (de la misma edad), que también murió aplastada por la gente, porque «no había salida en esa ratonera», sostiene Nuria Caminal, esposa de Zapater.

«Nunca debieron autorizar esa fiesta ahí. La codicia del organizador y la petulancia del alcalde desencadenaron la tragedia», señala Gabi Müller, madre de otro muchacho que falleció ese día atrapado en el túnel que servía de acceso y salida de la fiesta.

Diez personas en el banquillo

Seis empleados de la administración de Duisburgo (en el oeste de Alemania), donde se celebraba la fiesta, y cuatro de la empresa organizadora, Lopavent, están en el banquillo, acusados de homicidio negligente y lesiones físicas, defendidos por 32 abogados. Al otro lado, los setenta representantes de la acusación particular. El juicio es uno de los mayores de la historia de Alemania. De hecho, se ha tenido que trasladar a Düisseldorf por razones de aforo y participan intérpretes de cuatro idiomas.

Se han programado más de un centenar de vistas hasta el 2018, pero el final del proceso es incierto y podría extenderse más de la cuenta. Esto es lo que temen los Zapater, que se muestran preocupados ante la posibilidad de que la defensa recurra «a la táctica de las demoras» y el juicio se alargue hasta julio del 2020, cuando prescriben los cargos contra los acusados. «Hemos tenido que superar muchas maniobras dilatorias, incluida la decisión de Duisburgo de no abrir el juicio, en abril del año pasado, a lo que siguió nuestro recurso», incidió Müller.

Ambos consideran excesivo el tiempo que ha tardado la justicia alemana en sentar a los acusados en el banquillo y lamentan que entre los procesados no estén el jefe de Lopavent, Rainer Schaffer, el alcalde de la ciudad, Adolf Sauerland, ni el jefe de la Policía Local. Que al final no acudieran los 500.000 jóvenes esperados por los organizadores, sino aproximadamente 150.000, evitó que «hoy no seamos muchos más los que lloramos a nuestros hijos», indica la madre de Clara. A estas alturas, ya no le extraña que nadie haya asumido voluntariamente responsabilidades políticas (el regidor acabó dimitiendo tras un referendo en el que una abrumadora mayoría pidió su cese).

La Fiscalía ha preparado un pliego de acusación de 556 páginas y las actas de la investigación abarcan 117 archivadores, con un total de 53.000 páginas sobre la planificación y el discurrir del festival en el que murieron una veintena de personas de entre 17 y 28 años de Alemania, Holanda, Italia, China y Australia.