Galicia ya hace pagar a los padres las multas a menores por beber alcohol

m.c. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Pilar Canicoba

El Congreso propone sanciones directas a los progenitores y planes de reeducación si no pagan

19 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos 10.000 menores en edad pediátrica (entre 12 y 15 años) realizan un consumo de riesgo de alcohol en Galicia. Esa realidad, corroborada por los datos que maneja el Grupo de Psicología del Consumidor de la Universidad de Santiago (USC), evidencia la existencia de un problema de salud pública que no solo se extiende por el resto de las comunidades, sino también por el resto de Europa. Tras llevar años tratando de atajarlo, el Ministerio de Sanidad pretende ahora aprobar este año un proyecto de ley que, entre otras cosas, marcará multas para los padres de los menores que beban, prohibirá el botellón y vetará la venta de alcohol a menores en las fiestas tradicionales o en eventos de gran concentración de personas.

Con la idea de que no haya una dejadez de funciones por parte de los padres, el informe que establecerá las bases de la nueva norma aprobado la semana pasada en la Cámara Alta y que ahora está pendiente de aprobación por parte de la Comisión mMixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las Drogas lanza un aviso a los progenitores, además de buscar un objetivo «educativo y pedagógico». Como recoge Europa Press, en caso de que haya reincidencia grave por parte de los menores quedando demostrado que es producto de una actitud negligente de sus padres, podría aplicarse la normativa de protección de menores.

Para poder condonar la sanción, estos últimos deberán de ir junto con sus hijos a las actividades educativas que les sean impuestas como alternativa con el objetivo de la reeducación y la prevención.

A falta de conocer los detalles de la nueva ley, la medida de multar a los padres no es nueva. Aunque no los sanciona directamente, la ley gallega del 2010 apunta que «cuando la responsabilidad de los hechos cometidos correspondiese a menores de edad, responderán subsidiariamente sus padres y madres, tutores y tutoras y guardadores y guardadoras legales o de hecho, por este orden [...]. La responsabilidad subsidiaria vendrá referida a sufragar la cuantía pecuniaria de la multa impuesta». Un menor que es denunciado por tomar alcohol se expone a una multa de hasta 600 euros, cuando lo hace por primera vez. Además, por ejemplo, invitar a un hijo menor a una cerveza puede acarrear una sanción de hasta 3.000 euros. La cuestión, como apuntan los expertos, es que la nueva ley esté dotada de los medios para desarrollar ordenanzas municipales dirigidas a llevarla a cabo. Además, ha de fomentar programas de prevención en las escuelas con la implicación de los padres.

«O problema é que hai un elevado desleixo por parte de moitos pais», apunta el profesor de la Universidade de Vigo y técnico en prevención de adicciones Manuel Isorna. A su juicio, educar a los padres también es otra tarea imprescindible. A juicio del psicólogo de la USC, Antonio Rial Boubeta, hay que hacer «prevención a nivel familiar y escolar». Y no solo eso. «Hay que actuar con valentía a la hora de aplicar la norma y dedicar recursos a prevención, algo que está en un estado muy precario.», dice. Desde la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción no ven mal las sanciones a padres de menores que beban, pero pide un plan integral ante un problema «tan complejo».

Otras recomendaciones

  • Los hosteleros no podrán marcar una franja horaria con descuentos en bebidas alcohólicas. El informe recomienda que las tiendas no vendan alcohol entre las 22.00 horas y las 7.00 de la mañana.
  • Prohibir la «happy hour» en los locales
  • Además de que se prohíba la venta de bebidas alcohólicas en gasolineras, también pide que estas incluyan mensajes advirtiendo de los riesgos sanitarios, como sucede con las cajetillas de tabaco.
  • Advertencia sanitaria como la del tabaco
  • El informe que sentará las bases de la nueva ley propone endurecer más las normas de patrocinio de marcas de bebidas alcohólicas en actividades culturales y de ocio a las que acudan menores.Limitar los patrocinios en actividades de ocio
  • Propone revisar el porcentaje de impuesto especial aplicado a las bebidas alcohólicas. Buscan que estos sean directamente proporcionales a la cantidad de alcohol que contienen.
  • Revisar el impuesto especial que se aplica

Islandia logra bajar el consumo implicando a las familias

MARCOS MÍGUEZ

Hace justo veinte años las alarmas saltaron en Islandia. Un 42 % de los menores de entre 15 y 16 años de ese país con 338.349 de habitantes reconocían haberse emborrachado. Más allá de la imagen que daban los multitudinarios botellones organizados en las calles, el tema del alcohol era un grave problema de salud pública. Ahora aquel espectacular porcentaje se ha reducido hasta el 5 %. ¿Cuál es la receta que han aplicado y que pretenden cocinar también en el concello de Ourense? Fue trabajar directamente con las familias e incrementar los presupuestos dedicados a fomentar las actividades culturales y deportivas entre los jóvenes con la idea de que tengan ocupado su tiempo libre. Pero aún hay más.

Manuel Isorna explica que lo que hicieron fue implementar cinco líneas de trabajo que, a su juicio, son fundamentales: «O primeiro foi traballar coas familias, non só é cousa de multar aos país», dice. En este sentido recuerda que también implantaron un toque de queda que prohíbe a los menores estar solos en la calle a partir de las diez de la noche, en invierno, y de las doce, en verano. Pueden hacerlo, pero han de estar con sus padres.

Además, han convertido en obligatorio acudir a actividades culturales o deportivas después del horario lectivo, han eliminado la publicidad de alcohol y tabaco y aumentaron los recursos dirigidos a la formación de los padres. «Todos os centros han de implantar escolas de pais ás que é obrigatorio acudir e despois hai multas económicas», apunta.

Pero, además, las empresas tienen desgravaciones fiscales por dejar a los padres acudir a las escuelas de padres en los centros de educación. La idea es que los progenitores no acaben desentendiéndose o delegando su papel de educadores.