El número de gallegos que firman su testamento vital se triplica en 5 años

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

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Unas 7.500 personas han tomado esta decisión; 6 de cada 10 son mujeres y más de la mitad menores de 65 años

17 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Desea pasar los últimos días de su vida en casa? ¿Quiere técnicas de soporte vital para prolongar la supervivencia en caso de enfermedad incurable? ¿Le gustaría donar sus órganos para trasplantes? ¿Y para investigar? Preguntas que no es fácil hacerse pero que es bueno plantearse alguna vez en la vida. Casi siete mil quinientos gallegos lo han hecho, y tienen claras las respuestas. El número de ciudadanos que han firmado su registro de instrucciones previas -conocido comúnmente como testamento vital- es cada vez mayor en Galicia, hasta el punto de que en solo cinco años se han triplicado las declaraciones registradas.

En el año 2013 la cifra recogida por el Ministerio de Sanidad era de 2.537, y el pasado mes de julio alcanzaba ya las 7.463 en la comunidad gallega. Esto no quiere decir que haya calado en la población la importancia de plasmar por escrito los cuidados al final de la vida en caso de no tener capacidad para comunicarse, ya que la gallega es la penúltima comunidad de España con menos testamentos vitales firmados. En Cataluña, Navarra y el País Vasco, una de cada cien personas ya lo ha hecho, mientras que aquí la tasa baja a 2,76 por mil. Solo Extremadura, con 1,67, tiene una estadística peor.

Dejar por escrito este testamento vital es importante, pero es igual de esencial hablarlo con la familia. Jesús Sueiro, presidente de la Asociación Galega de Medicina Familiar, apuesta por la comunicación para que esos momentos no sean aún más complicados. «No es solo un tema de últimas voluntades sino de que los familiares lo sepan. Hay que crear ese ambiente de complicidad en la familia», apunta.

Las instrucciones previas no son un documento de la vejez. Eso es algo que sí han asumido los gallegos. Porque más de la mitad de las personas que han registrado este documento no superan los 65 años. Es más, uno de cada cinco no pasa de los 50.

Las mujeres suponen el 63 % de todas las instrucciones previas firmadas, una proporción que se repite en todas las autonomías menos en Cantabria. Sueiro lo achaca a dos factores, a una mayor planificación por parte de ellas; y al hecho de que tienen mayor esperanza de vida, «pero pese a esa esperanza los últimos años son de mayor deterioro, y es ahí donde es más importante el testamento vital», explica.

Lo cierto es que aún siendo un documento muy útil para los familiares y los servicios sanitarios, no es frecuente que se aborde en las consultas. Hay además, apunta el presidente de la asociación de medicina familiar, «un desconocimiento absoluto del tema». Se habló de su existencia y de las novedades que incorporaba cuando se aprobó la ley de garantías sanitarias «pero quizás debería insistirse y recordarse cada cierto tiempo».

La muerte es un tema que en Galicia tiene unas características específicas, apunta Sueiro, pero no cree que ese sea el motivo principal que explique la baja tasa de personas con testamento vital, sino el desconocimiento «y que no existe una inquietud entre la gente, al menos eso es lo que veo en la consulta», concluye.

En el Sergas, ante notario o con tres testigos, y con la opción de elegir a un interlocutor

El documento de instrucciones previas puede realizarse de tres formas: ante notario; delante de tres testigos mayores de edad, de los que al menos dos no pueden tener relación de parentesco ni patrimonial con el firmante; o en el propio Sergas, en las unidades habilitadas para este registro. Además, si así lo desea el ciudadano que elabora este testamento vital, puede nombrar a un interlocutor que será quien hable con el personal sanitario si en algún momento el firmante no tiene capacidad para hacerlo.

Revocarlo

Como es lógico no se trata de un documento inamovible, sino que la persona que lo realiza puede revocarlo o cambiarlo, eso sí, siguiendo el mismo procedimiento. Otro punto importante es que es un texto que recoge las últimas voluntades de la persona cuando esta no tiene capacidad para manifestarse, por ejemplo por una enfermedad irreversible avanzada, es decir, que siempre que el enfermo pueda decidir y comunicarse será él quien determine los cuidados al final de su vida.

En la historia clínica

¿Y cómo sabe el médico si existe este documento cuando el paciente no puede manifestarlo? La existencia de este registro está recogido en la propia historia clínica electrónica del enfermo, por lo que en aquellos casos de enfermedad terminal, si el paciente ya ha perdido la capacidad de comunicarse, el sanitario podrá ver en el historial médico que existe el testamento vital y cuál es su contenido.