«El declive de los embriones comienza a los 35 años y a partir de los 38, las tasas de embarazo caen en picado»

LUCÍA VIDAL REDACCIÓN/LA VOZ

SOCIEDAD

Lucía Vidal / Senén Rouco

El doctor Ernesto Veiga está al frente de la Unidad de Reproducción asistida del CHUS, que acaba de incorporar una tecnología punta en el cultivo de embriones

22 oct 2018 . Actualizado a las 12:33 h.

En el 2017 se practicaron en la unidad de reproducción asistida del Hospital Clínico de Santiago un total de 311 inseminaciones artificiales, de las cuales 208 se hicieron con semen de la pareja de la gestante y 103 con semen de donante. Además, se realizaron 316 fecundaciones in vitro.

La ley española de reproducción asistida no marca una edad máxima para someterse a este tipo de tratamientos, pero el Consejo Interterritorial de salud fijó en 40 años el punto de corte. «Es que a partir de esa edad las tasas de embarazo son mucho menores, apunta Ernesto Veiga. Es una cuestión de recursos y de gestionar las posibilidades que tenemos empleando los medios de la sanidad pública. En la privada no hay límites. Ahí entra la ética de cada uno».

El declive de los embriones comienza a notarse a partir de los 35. Hasta ahí las tasas de embarazo se mantienen en cifras normales. «Y a partir de los 38 caen en picado», advierte el responsable de la Unidad de Reproducción Asistida del Complejo Hospitalario de Santiago. Para poder incluirse en las listas del sistema nacional, las pacientes menores de 35 deben haberlo intentado ?quedarse embarazadas? durante doce meses en casa. «A partir de los 35 y tras seis ciclos, deberían acudir aquí», aconseja el doctor. Mientras que en la privada no hay límite, la sanidad pública ofrece tres intentos. De cada diez pacientes, entre seis y siete consiguen quedarse embarazadas. «Eso quiere decir que tres de cada diez parejas deben acudir al sistema privado si quieren cumplir su sueño de ser padres». Normalmente, acaban recurriendo a óvulos de donante. «Como la medida de edad de las donantes ronda los 25 años, la tasa de embarazo sube entonces al 60-70 %».

La Unidad de Reproducción Asistida del CHUS es la primera de un centro público que aúna dos tecnologías encaminadas a garantizar la correcta evolución del embrión con la mínima manipulación y a aumentar, por tanto, las tasas de embarazo.

-¿Hasta qué punto llega el grado de imitación?

-Hasta ahora no ha sido tan fácil cultivar embriones, pero ya podemos decirle a la paciente que hemos conseguido imitar casi a la perfección las condiciones que se dan dentro del útero materno y que aquí se va a desarrollar igual.

-¿Y cómo se consigue eso?

-Por una parte, gracias a la tecnología time-lapse, que nos permite hacer 35 fotografías por minuto del embrión, lo que supone que al final del proceso tengamos más de diez mil, con las que hacemos una especie de película de su evolución. Vemos cuándo se fecunda, cuándo se va dividiendo, detectamos divisiones anómalas, etcétera. Antes sacábamos el embrión de la incubadora una vez al día y dentro de nuestro horario laboral. Solo disponíamos de cinco imágenes y en momentos muy determinados...

-La automatización del proceso también ha llegado al control de las condiciones de cultivo...

-La otra máquina que acabamos de incorporar hace un seguimiento de la temperatura, el pH, los gases y el oxígeno sin tener que sacar el embrión de la incubadora. Antes todo era manual. El operario podía interferir o causar estrés al embrión, porque había que manipularlo. Ahora el grado de alteración es mínimo.

-¿Qué valores se tienen que dar dentro de la incubadora para que el embrión salga adelante?

-La temperatura tiene que ser de 37 grados, el anhídrido carbónico estar al 6,5 % y el oxígeno, que en el ambiente está entre un 20 y un 21 %, en esta incubadora lo reducimos hasta el 5 %, que es el que hay dentro del útero materno.

-Y así durante cinco días. ¿Por qué cinco?

-La ley española permite tener los embriones fuera del cuerpo un máximo de catorce días, pero al quinto es cuando se encuentra ya en disposición de autocontrolarse, de conseguir regular por sí mismo esas condiciones. Entre el primero y el quinto día dentro de la incubadora, el embrión va creciendo de tamaño, acaba rompiendo la membrana que lo rodea y sale. Si no se encuentra con el útero materno, degenera y muere.

-Llama la atención la intensa luz amarilla que hay en esta sala...

-Porque en el útero materno no hay luz natural. Intentamos recrear ese microclima eliminando la longitud de onda que se correspondería con luz blanca y la azul. Y con esta tecnología, cuando la cámara hace las fotos, emplea luz infrarroja, con lo cual no se daña el embrión. Aunque sean diez mil exposiciones, no hay ningún tipo de daños.

-¿En qué cifras se mueve la media de embarazo en la fecundación «in vitro»?

-Un 30 % de niños sanos en casa al primer intento. El time lapse nos permitirá alcanzar sobre un 37 %. Todavía esperamos mejorar estos números con el save sense.

-¿Cuál es la edad media de las pacientes que acuden a la unidad de reproducción asistida?

-Entre 36 y 37 años. Hace veinte o veinticinco años, eran menores, igual que en los embarazos naturales de primer niño.

-Y, claro, a mayor edad, menores probabilidades de embarazo...

-Siempre les recomendamos a las parejas que cuanto antes se embaracen, mejor. A mayor edad, los embriones evolucionan peor y más bajas son las tasas de embarazo.