Dos gallegos se hicieron amigos en un campo nazi del que solo uno logró salir. Reunimos por primera vez a sus descendientes

Mila Méndez
Periodista

No se conocían aunque sí sabían el uno del otro. El vínculo que une a Francisco Pena (Boiro, 1934) con José Luis Alamán Ferreiro (A Coruña, 1955) se remonta a la Austria ocupada de 1940. Allí se conocieron su padre y su abuelo, respectivamente. Uno, Francisco Pena, era un marinero sindicalista arousano de Boiro. Otro, Martín Ferreiro, concejal de Obras y teniente de alcalde del Ayuntamiento de A Coruña elegido en 1931. Cuando estalló la Guerra Civil, el destino cruzó sus caminos.

De las trincheras españolas, atravesaron la frontera francesa. Terminaron en un vagón con una única parada: Mauthausen. Gracias al trabajo de la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica que coordina la investigadora Carmen García-Rodeja (deportadosgalicia@gmail.com), los descendientes de los dos deportados han podido encontrarse.

Un mismo destino

El lugar elegido es la plaza de María Pita, donde el Concello les acaba de rendir un homenaje. Imposible evitar las lágrimas cuando se abrazan. «Martín Ferreiro morreu nos brazos de meu pai. As súas últimas palabras foron: ‘Francisco, xa non vexo máis á miña Coruña’», recuerda Francisco Pena. Tiene 85 años y el mismo nombre que su padre. Vino desde Vigo. José Luis Alamán Ferreiro e Ismael Ferreiro, primos y nietos del político republicano, escuchan atentos el relato. De los cinco hijos que tuvo su abuelo, solo queda con una vida uno, el padre de Ismael. «Preferiu que viñeramos nós, fáiselle duro», admite su sobrino, José Luis.

«En 1936 abríronse os infernos para meu avó. Foi un dos 500.000 españois que pasaron polos Pirineos a Francia. Enviaba cartas facéndose pasar por unha antiga mestra dos seus fillos. Todo indica que se uniu á resistencia para facer a inútil Liña Maginot, que foi rodeada polos alemáns. Apresárono en Estrasburgo e desde aí enviárono a Mauthausen. No campo non daban abasto con tanto asasinato e mandáronlles construír o subcampo de Gusen. Estivo 11 meses, ata que morreu. Así rematou a súa vida», relata José Luis Alamán Ferreiro.

Francisco, xa non vexo máis á miña Coruña

ENCUENTRO EN HENDAYA. Francisco conoció a su padre, Francisco Pena (a la derecha), en la estación de tren francesa con 14 años, en 1949. Era un marinero republicano de Boiro refugiado en Francia. Cuando Alemania invadió al país, lo enviaron a Mauthausen. Sobrevivió. La familia vivió en París en el exilio hasta 1980. Volvieron con la democracia
ENCUENTRO EN HENDAYA. Francisco conoció a su padre, Francisco Pena (a la derecha), en la estación de tren francesa con 14 años, en 1949. Era un marinero republicano de Boiro refugiado en Francia. Cuando Alemania invadió al país, lo enviaron a Mauthausen. Sobrevivió. La familia vivió en París en el exilio hasta 1980. Volvieron con la democracia

«O armador do barco no que traballa meu pai era da Falanxe e salvouno. Dixéronlle: ‘Ou á fronte con Franco ou ó paredón’. Claro, escolleu o primeiro. Mandárono á Talavera de la Reina. A primeira cousa que fixo foi mirar onde estaban as trincheiras republicanas. Un día pola noite, pasouse», cuenta Francisco, su único hijo.

De Mauthausen solo salieron 3.000 de los 10.000 españoles deportados. Su padre fue uno de esos milagros. Entró en 1940 y aguantó hasta la liberación, en mayo del 45. «Era un home forte, pasárono peor os intelectuais», añade. Francisco y su madre tuvieron que esperar a 1948 para reencontrarse con su progenitor en París. Vivieron allí hasta los 80, cuando regresaron a Galicia. En la capital francesa eran habituales las sobremesas con otro superviviente, José Ribada, de Ourense. Pena también era amigo de Antonio García, el otro «fotógrafo de Mauthausen», junto a Francisco Boix.

mauthau.UNO DE 7.000. Martín Ferreiro en una foto de la corporación municipal de A Coruña en 1931. Aunque nació en Quireza (Cerdedo) desarrolló su carrera en la ciudad herculina. Murió en el subcampo de Gusen en noviembre de 1941. Más de 7.000 españoles fueron exterminados en Mauthausen
UNO DE 7.000. Martín Ferreiro en una foto de la corporación municipal de A Coruña en 1931. Aunque nació en Quireza (Cerdedo) desarrolló su carrera en la ciudad herculina. Murió en el subcampo de Gusen en noviembre de 1941. Más de 7.000 españoles fueron exterminados en Mauthausen

«Tiña momentos malos, sobre todo polas noites. Espertábase con pesadelos, suando e sen respirasión. Gritaba: ‘Escoito aí as botas dos alemáns!’», asiente Pena. «Mandaban aos deportados levar carretillas cheas de cadáveres ao crematorio. El tiña a impresión de que algúns ían vivos. Nunca lle gustou falar de Mauthausen. Foi moi duro ver morrer amigos».

«O que a xente descoñece é como o pasan os fillos. Meu tío nunca superará a falta de seu pai. Miña nai morreu sen facelo. Lévano dentro, néganse a falar, é como se así aquilo non pasase. Teño dúas fillas. Quero o saiban. Hoxe, cando semella que as ideas non teñen valor, eles morreron por unha idea», concluye un emocionado José Luis.

Espertábase con pesadelos. Gritaba: ‘Escoito aí as botas dos alemáns!’

mauthau
Jorge García