El desgarrador testimonio de un médico que atendió a una mujer obligada a dar a luz a un bebé sin cráneo

C. Aldegunde REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CHRIS ALUKA BERRY | Reuters

«Tu bebé no tiene cerebro», relata que tuvo que explicarle a una embarazada (a través de un intérprete en una pantalla) que no pudo abortar debido a las restrictivas leyes de EE. UU.

18 jun 2019 . Actualizado a las 08:06 h.

En las últimas semanas varios estados de Estados Unidos han aprobado leyes muy restrictivas contra el aborto. En el caso de Alabama, ni en casos de incesto o violación está contemplada la interrupción voluntaria del embarazo, solo estará permitido cuando la salud de la madre corra peligro. Y solo ha sido el último de 16 estados en dar luz verde a leyes que restringen al máximo el derecho de la mujer embarazada, algo que supone un retroceso de décadas, ya que en EE. UU. se reguló esta norma, que permitía abortar desde 1973.

A Alabama se han sumado recientemente, Kentuchy, Missisippi, Ohio y Georgia, este último rodeado de cierta polémica. Todos han aprobado la prohibición de interrumpir el embarazo en el momento en el que haya latido fetal, sean cuales sea las circunstancias. Disney y Netfix advirtieron ya que no rodarán en ese estado si finalmente la ley sale adelante, y hay que recordar que la industria cinematográfica es la tercera más importante de Estados Unidos. 

Y precisamente enmedio del importante debate que se ha generado en Estados Unidos, que enfrenta al sector republicano más conservador con un movimiento que muchos comparan al Me Too, un médico ha publicado un desgarrador testimonio para evidenciar lo que supone la puesta en marcha de este tipo de leyes en varios estados. Titulado El mito de la elección, se publicó hace unas semanas en ACP (Annals of Internal Medicine) y el doctor cuenta un caso que vivió en sus propias carnes en un hospital de un estado que no revela, como tampoco firma con su nombre, apareciendo como anónimo. El médito asegura que un día llegó por urgencias una mujer embarazada y en avanzado estado de gestación, aunque no detalla las semanas o meses, aunque describe que «su barriga es enorme». Les asegura que no ha podido venir antes porque no tiene coche y su marido trabaja mucho. «Su bebé no tiene cerebro, no tiene cráneo. Solo un tallo», describe, para afirmar que es imposible que sobreviva. De ninguna de las maneras. 

CHRIS ALUKA BERRY | REuters

La cosa se complica aún más, porque sin dar detalles, la mujer no domina el inglés, por lo que el médico, una vez conocido el diagnóstico, tiene que comunicarle la triste noticia a través de un intérprete por ordenador. «Un extraño en una pantalla, montado en un palo sobre ruedas», detalla. «El intérprete es un extraño en una pantalla, montado en un palo sobre ruedas. Intenta inclinar la pantalla para que el intérprete vea su cara. Está horrorizado por lo que le pides que repita», añade. Una vez que le comunican a la mujer la triste noticia, debe volver a casa, «embarazada y afligida», porque las leyes del estado en el que vive no permiten que los médicos interrumpan su embarazo, a pesar de que el feto no tiene posibilidad de sobrevivir. Ninguna. Ni la más remota. 

El médico vuelve a estar en el hospital cuando regresa la mujer, que está sufriendo un aborto natural. Así que debe dar a luz a un bebé que no querrá abrazar y que vivirá apenas unos minutos. «Me duele mirar. Grotesco es todo lo que puedes pensar, pero no puedes decirlo», asegura el doctor. Cuenta que le ofrecen ver el bebé a la madre, que se niega para no crear un vínculo, para no ver «a esa criatura deformada». 

Y recuerda que esa situación la ha vivido en otras ocasiones. «A veces la idea de elección es solo una mentira. Y a veces todo lo que puedes proporcionar es compasión. La dignidad en el dolor es el regalo», asegura, recordando que en muchas ocasiones se obliga a las mujeres a llevar a término embarazos que terminarán con la muerte en minutos, horas o días del bebé, que además, pediatras y enfermeras se afanan por salvar, cuando no hay salvación posible. «He visto bebés maltratados en nombre de cuidados intensivos», asegura el doctor. «Haga todo lo que pueda. ¿Quién no quiere salvar a su hijo? Pero a veces, lo único que podemos hacer es calmar el dolor», termina el artículo este médico que pretende evidenciar con un caso real los problemas que se encuentran día a tras día en las clínicas numerosas mujeres en Estados Unidos.