Las gallegas viven 86 años de media, cuatro más que en España

Joel Gómez SANTIAGO

SOCIEDAD

MARCOS MIGUEZ

El congreso mundial de psicogeriatría insiste en la necesidad de más recursos adaptados para la complejidad de los problemas físicos, sociales y mentales del deterioro en el envejecimiento

03 sep 2019 . Actualizado a las 12:28 h.

El incremento de la esperanza de vida supone que una mujer vive de media 86 años en Galicia, mientras en el resto de España vive 82, por lo que viven de media cuatro años más en Galicia, afirmó la conselleira de Política Social, Fabiola García Martínez, en el congreso internacional de psicogeriatría que se celebra en la Facultade de Medicina de Santiago. «Las personas viven más años y eso es un desafío que tenemos que afrontar desde un punto de vista multidisciplinar, pues supone desafíos económicos, sociales y sanitarios, para buscar soluciones para mejorar la calidad de vida de los mayores», manifestó. La conselleira defendió que «una vez conseguido este éxito de vivir más años tenemos que vivir cada vez mejor y que todas las personas mayores estén bien atendidas y elijan donde y cómo quieren ser atendidas».

Ante el grupo de especialistas que asistían a una sesión sobre recursos en psicogeriatría, destacó que «la Xunta se propone llevar los recursos a donde las personas quieren vivir, apostando por el envejecimiento activo, con ayudas a quienes tienen limitada la autonomía personal, para que estén cuidadas por profesionales y también, siempre que así lo deseen, por sus propios familiares, adaptando los recursos a las características de la comunidad, a la dispersión geográfica». En este sentido destacó que se acaba de poner en marcha un nuevo recurso, las casas del mayor, «donde una persona cuidadora formada cuida a 5 mayores en los núcleos rurales de Galicia». La consellería señala que hay 30 ya concedidas, la mayoría en la provincia de Ourense.

Sandra Alonso

Además, Fabiola García resaltó «el proyecto europeo que consiste en llevar recursos móviles de optometría, de podología y distintos programas de estimulación de la memoria a los núcleos rurales de Galicia, para que las personas mayores no se sientan solas y que tengan servicios que mejoren su vida».

El profesor de psiquiatría de la Universidad de Santiago y presidente del comité organizador del congreso internacional, Raimundo Mateos, insistió en que la dispersión en Galicia es un problema importante: «Temos que ser creativos para afrontar esa situación. A maioría das persoas de 65 e máis anos están ben, aínda que cada vez hai máis que tamén se deterioran e padecen trastornos mentais, e problemas sociais e físicos, que poden ser moi complexos. Falta moito por facer para dar resposta a esta realidade», manifestó. Abogó por destinar más recursos económicos  para conseguir recursos adaptadas para la complejidad de los problemas físicos, sociales y mentales en el envejecimiento, y por un «impulso de todas as autoridades e de toda a poboación para levar adiante esta empresa de asistencia ás persoas maiores».

Carlos Spuch, coordinador de la Red Gallega de Investigación en Demencias, resalta que en este congreso internacional se acordó que es necesario desarrollar un estudio epidemiológico sobre la realidad de Galicia, y van a colaborar tanto la Red como la asociación de psicogeriatría para materializar ese proyecto.

Juan Carlos Rodríguez, presidente de la Federación Alzhéimer Galicia (Fagal), destacó la «necesidade dun plan transversal de atención ás demencias, que abranxa todas as áreas de intervención, para facer unha abordaxe global da doenza. Por iso propomos desenrolar máis recursos, sobre todo nos entornos rurais e máis aillados de Galicia, e a sensibilización de toda a sociedade para promover unha estratexia común onde participen os sistema sanitario, a politica social, e a área económica; porque unha nova maneira de atender ás persoas miores é tamén unha oportunidade económica para Galicia; e as familais actuais son cada vez máis pequenas e encesitan apoio».

El congreso, en el que participan unos 500 especialistas de varias profesiones y de diversos países, se clausura esta tarde. Abordó las necesidades asistenciales y sociales y contempló también aspectos éticos, como los que plantean el uso de robot para asistir a las personas mayores, o la eutanasia y otras situaciones en el final de la vida.