La magia de los Juegos

Iván Díaz Rolle
Iván Díaz CORONAVIRUS

SOCIEDAD

Saul Craviotto (d) y Cristian Toro (i) celebran la medalla de oro conseguida en el K2 200m masculino de canotaje de volcidad hoy, jueves 18 de agosto de 2016, durante los Juegos Olímpicos Río 2016, en el lago Rodrigo de Freitas de Río de Janeiro
Saul Craviotto (d) y Cristian Toro (i) celebran la medalla de oro conseguida en el K2 200m masculino de canotaje de volcidad hoy, jueves 18 de agosto de 2016, durante los Juegos Olímpicos Río 2016, en el lago Rodrigo de Freitas de Río de Janeiro Fernando Bizerra Jr.

"Por más que nos empeñemos a veces en reducirlo a números y estadísticas, la magia del deporte, y por extensión también de su acontecimiento más gigantesco, está en las personas"

25 mar 2020 . Actualizado a las 11:50 h.

Es oficial. No habrá Juegos Olímpicos en el 2020. La nueva fecha para la gran cita en Tokio está aún por confirmar, pero todo hace pensar que será en el verano del 2021. Los Juegos Olímpicos modernos, que a lo largo de su historia solo se habían visto trastocados por las guerras mundiales, se ven frenados también por el coronavirus que ha confinado en sus casas a medio planeta.

Bastante tardaron en anunciarlo Japón y el Comité Olímpico Internacional. No les quedaba otra. Porque por más que nos empeñemos a veces en reducirlo a números y estadísticas, la magia del deporte, y por extensión también de su acontecimiento más gigantesco, está en las personas.

Personas como los deportistas a los que han sometido a una presión sobrehumana mientras intentaban adivinar lo que no puede saber con rotundidad ningún científico. A 120 días de la competición no había margen para organizar las pruebas en las que debían repartir casi la mitad de las plazas olímpicas ni margen para que los atletas, adiestrando precariamente en sus domicilios, encontrasen su mejor tono físico tras cuatro años de intensa espera, caso de Adrián Ben y Toro, entre otros. Japón ha invertido más de 30.000 millones, por eso costó tanto decretar la suspensión. Pero aún más dura que la pérdida económica habría sido la posible catástrofe de celebrarlos en estas condiciones. La magia del deporte está en las personas. En las historias de quiénes van a competir en el 2021 en Tokio -o a luchar por estar allí-, en los que se sacrifican para ayudarlos y en quienes los disfrutamos. Qué menos que priorizar su salud a burdos números.