Los recitales de fagot de los Harriswangler

SOCIEDAD

Steve y Mary Ellen, fagots de la Orquesta Sinfónica de Galicia, ofrecen conciertos en el patio de luces de su casa todos los domingos a la hora del aperitivo

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tener de vecino a un músico de la Sinfónica es un lujo en estos tiempos de confinamiento. Los componentes de la orquesta siguen ensayando en sus domicilios para estar preparados para cuando puedan volver a llenar de notas el Palacio de la Ópera. Pero muchos de ellos, además, ofrecen a los que viven cerca de ellos pequeños recitales. Una maravilla. De todas las actuaciones de patio de luces hay una realmente original. Me refiero al recital de fagot que los domingos a la hora del aperitivo protagonizan Steve y Mary Ellen Harriswangler, ambos fagotistas de la OSG. «Tocan un instrumento raro, pero es una maravilla escucharlos», me dijo hace unos días un vecino de la Ronda de Outeiro 320. En un piso del edificio vive este simpático matrimonio con sus cuatro hijos y tres perros. «Todos cantaron en el coro de la Orquesta. La mayor, de 23, estudia violín. Los siguientes, de 20 y 18, fagot, y la pequeña, de 15, clarinete», destacan sus padres. Tienen una orquesta en casa. «Sí, pero los niños todavía tienen vergüenza de salir a tocar al patio con nosotros», aseguran sonrientes.

Llegaron a nuestra ciudad en febrero del 94. En aquellos finales de invierno en los que no había coronavirus. «Tenemos la nacionalidad española y nos encanta estar aquí. La ciudad es muy bonita y los vecinos que nos aplauden muy buenos», comenta Steve, un hombre pegado al fagot y a una carcajada. No para de reírse un segundo en todo el rato que charlamos. Te dan ganas de abrazarlo. Profundizar en sus vidas es como estudiar geografía americana. Ella es de Oregón y estudió en un prestigioso conservatorio de Philadelphia. Él nació en Míchigan y se formó en Nueva York. «Nos conocimos en un festival en Colorado», confiesan. Llegaron a este singular instrumento por caminos diferentes. Steve es hijo de músicos. Su padre tocaba el fagot y su madre el arpa. «Mi familia no. Yo empecé con el violín, después el clarinete, el saxofón, hasta que con el fagot un profesor me dijo que me podía dedicar a esto», recuerda Mary Ellen.

Llevan 27 años casados. Trabajan en la misma orquesta, tocan el mismo instrumento, y ahora siguen compartiendo las 24 horas del día sin poder salir de casa. «Nos llevamos bien y con respeto mutuo», afirman. Él es el fagotista principal de la Orquesta Sinfónica de Galicia. «Sí pero en 1985 coincidimos en las pruebas de acceso al conservatorio de Philadelphia. No nos conocíamos y estuvimos juntos en el cuarto destinado para calentar. Me cogieron a mí», presume ella.