Las mascarillas no provocan déficit de oxígeno o intoxicación por dióxido de carbono

Agencias

SOCIEDAD

Jessica Hayes

Los expertos insisten en que el aire puede circular perfectamente a través del material de la mascarilla

27 may 2020 . Actualizado a las 21:02 h.

El uso de mascarillas no produce hipoxia o déficit de oxígeno en el organismo humano, como aseguran mensajes difundidos por WhatsApp y redes sociales en los que se afirma incluso que su utilización provoca intoxicación por inhalación del propio dióxido de carbono. Yo no uso bozal es el llamativo título de uno de estos mensajes, basado en una creencia que se difundió de forma masiva en varios países de habla hispana a partir de la última semana de abril y que está circulando por España durante los últimos días.

Las mascarillas pueden generar sensación de ahogo, pero no hay evidencia alguna de que su uso produzca «hipoxia, acidificación del organismo o intoxicación por inhalación del propio dióxido de carbono». Así lo confirma Jaime Barrio, integrante del consejo científico del Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

Las mascarillas «no están cerradas al paso de aire», ya que el material del que están hechas permite que «entre el oxígeno y se elimine el dióxido de carbono», precisa este experto. Respecto a la afirmación de que «practicar cualquier actividad física con mascarilla potencia gravemente sus efectos nocivos», como asegura una de las advertencias difundidas en estos mensajes, el doctor Barrio subraya que su uso para hacer deporte «no es obligatorio, pero pueden utilizarse». Puntualiza, de todos modos, que, al estar toda la boca y nariz cubiertas, sí existe «una limitación de la entrada habitual de aire, por lo que en el momento de llevar a cabo una práctica deportiva puede llegar a ser incómoda y reducir el rendimiento durante el ejercicio físico».

En el mismo sentido, la doctora Raquel Blasco, especialista en Medicina Interna y vicepresidenta segunda del Colegio de Médicos de Valladolid, explica en su cuenta de Twitter que al practicar deporte es normal «tener una mayor frecuencia cardíaca» y, por ello, recomienda «no ser excesivamente exigente» en esta vuelta al ejercicio físico habitual después del confinamiento. Blasco deja clara la importancia de mantener un período de adaptación, ya que, en ese caso, «la mascarilla no ha demostrado disminuir la frecuencia ventilatoria durante la realización de esfuerzo».

«El aire puede circular»

Antonio Blanes, director de Servicios Técnicos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, subraya, además, que esta institución no tiene conocimiento de que la Organización Mundial de la Salud, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos o las autoridades sanitarias españolas «hayan advertido de este posible efecto adverso en el uso de mascarillas». «El aire puede circular perfectamente a través del material de la mascarilla; lo que se filtra son determinadas partículas, según el tamaño de los poros», recalca.

Este experto menciona asimismo un estudio del Instituto Nacional para la Salud y Seguridad Ocupacional de Estados Unidos, en el que se concluye que dos horas de uso continuo de una mascarilla autofiltrante con un ritmo de trabajo bajo o moderado «no parece causar un cambio en la temperatura corporal central ni un aumento significativo en el calor o la humedad del espacio muerto de la mascarilla después de la primera hora».

Ninguna autoridad sanitaria desaconseja el uso del protector facial

La OMS no descarta el uso de mascarillas por parte de personas sanas en espacios públicos y se remite a los consejos de las autoridades sanitarias de cada país, en función de cómo evolucione la pandemia. En el caso de España, las autoridades sanitarias han dispuesto el uso obligatorio de mascarillas para los mayores de 6 años en todos los espacios públicos, ya sean al aire libre o cerrados, siempre y cuando no se pueda mantener una distancia social de dos metros. El doctor Jaime Barrio recuerda en todo caso que las mascarillas «son solo un medio complementario más de protección» respecto al contagio del coronavirus. Destaca, por tanto, la necesidad de complementar su uso con medidas como el aislamiento domiciliario, si se tienen síntomas, un correcto lavado de manos, mantener la distancia de dos metros entre personas, evitar tocarse ojos, nariz y boca, cubrirse boca y nariz con el codo flexionado al toser o estornudar, y usar pañuelos desechables.