Barei, devastada por la trágica muerte de su prima a los 14 años

C. Aldegunde REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

TT NEWS AGENCY | Reuters

La familia Reyzábal, una de las más conocidas en España por sus negocios en Madrid, ha sufrido un duro golpe. «Pensábamos que el cupo estaba cubierto, que no podía haber algo más dramático, pero sí», reflexiona la cantante

07 jul 2020 . Actualizado a las 23:05 h.

La familia de Bárbara Reyzábal, conocida artísticamente como Barei, la cantante que representó a España en el festival del Eurovisión con Say Yay en el año 2016, atraviesa una verdadera tragedia. Uno de sus miembros más jóvenes fallecía trágicamente el pasado fin de semana ahogada en el río Trescares, en Penamellera Alta (Asturias), tras sufrir un vuelco la canoa en la que iba, según informa La Voz de Asturias

La menor, que según varios medios publican se llamaba Ana Reyzábal Rus, era hija de Eduardo Reyzábal Fernández Villajurbin y nieta de Eduardo Reyzábal Larrouy, el cuarto de los siete hijos que tuvo Julián Reyzábal, el burgalés que llegó a Madrid con lo puesto y amasó una fortuna multimillonaria que ahora gestionan sus herederos. La familia fue dueña, entre otros emblemáticos edificios, de la torre Windsor, que ardió en el año 2005, pero también posee varias salas de cine, como los cines Callao o el Palacio de la Prensa y cosméticos, entre otros negocios. 

Barei, cuyo salto a la fama lo logró tras representar a España en Eurovisión pero que lleva formándose y trabajando incansablemente como artista, sería prima de la joven fallecida. Bárbara Reyzábal es hija de Teresa González-Aller Monterde y Fortunato Reyzábal Larrouy (hermano del abuelo de la menor fallecida). Por lo tanto tanto Barei como sus hermanos Ignacio Jesús, Julián, y Lourdes son primos del padre de la adolescente. 

Barei explicaba a sus fans a través de un vídeo en Instagram el motivo de su ausencia en las redes sociales en los últimos días. «Hola familia, os hago este vídeo para deciros que si no he estado muy activa en las redes sociales estos días es por algo que muchos ya sabéis y me estáis preguntando», comenzaba explicando la artista. «Hemos sufrido una desgracia en la familia, la muerte de la hija de mi primo en un accidente en canoa en un campamento de verano. La muerte siempre duele pero cuando es en estas circunstancias y con estas edades, el dolor es inmenso. No me quiero imaginar, ahora que soy madre y siento las cosas de manera diferente, no me quiero ni imaginar el dolor que tienen que estar pasando. Supongo que solo con el tiempo podrán, de alguna manera, hacerlo llevadero del dolor, vivir con ello. Tiene dos hijos por los que tienen que seguir viviendo y salir adelante, pero estas noticias te rompen en dos», decía, visiblemente afectada. «Muchas gracias por el cariño que me estáis enviando y dejaros un texto que escribió mi hermana y que no podría definir mejor lo que es vivir. En mi familia hemos aprendido a vivir con la muerte cerca, son parte de los mismo la vida y muerte. Desde que mi padre murió cuando yo tenía un año y pico, han sido tantísimas pérdidas de tantísima gente querida y tantísimos familiares que pensábamos que el cupo ya estaba cubierto, que no podía haber algo más dramático, pero sí. Con catorce años duele mucho más que a cualquier otra. Ojalá Ana esté bien donde esté, y viva en paz. Gracias», terminaba. 

A continuación compartía con sus seguidores un texto de su hermana Lourdes Reyzábal, presidenta de la Fundación Raíces. «Algunas personas, desde muy pequeñitas, nos tocó aprender que esto es así. La vida y su muerte van unidas sin remedio. Como expliqué a mis hijas cuando empezaban a vivir y preguntaban sí su padre iba a morir... La vida y la muerte son como la luz y su sombra, inseparables y si intentas hacerlo te darás cuenta de que es imposible. Hoy hemos despedido a una niña preciosa, que empezaba a vivir, que ha sido un ángel ángel para mi familia, para sus padres y hermanos que hoy están rotos de dolor. La vida no va de años, no va de tiempo, va de que en cualquier momento dejamos de poder tocar a quien amamos, de poder hablar con quien queremos, de poder escuchar la voz de quien tanto necesitamos, de poder acariciarnos y dejar que nos acaricien, con las manos, con esa mirada, con una sonrisa. Hoy como siempre, besaré a mis hijas con el amor infinito que las tengo, abrazaré a mi madre y a mis hermanos, a toda mi familia, la que lleva mi sangre y la que quiero como si la llevara, mis amigos y quienes todos ellos aman y a quien hoy y cada día me acompaña en este viaja. Porque sé, que la vida va de esto. Solo le pido a la vida que el amor sea lo único que nos importe. Por esto va de seguir amando». 

El accidente ocurrió en un lugar sin cobertura y de difícil acceso

 Ana Reyzábal Rus se encontraba en un campamento de verano en la localidad cántabra de Comillas, que había programado distintas actividades de aventura a lo largo del día, según informó la Guardia Civil y publica La Voz de Asturias. Veinte adolescentes y cuatro monitores habían iniciado el descenso en torno a las 16:00 horas y, unas dos horas después, la canoa de dos plazas en las que viajaban la joven fallecida junto con otra componente del grupo volcó al llegar a una zona de rocas y rápidos, a un kilómetro de la localidad de Mildón, en el municipio asturiano de Peñamellera Alta.

Tras el vuelco, ambas salieron despedidas y quedaron sumergidas y solo una de ellas salió a flote sin que la búsqueda que realizaron los monitores tuviera éxito por lo que lo que uno de ellos se quedó en la zona y los otros continuaron el descenso para retirar al resto del grupo y pedir auxilio dado que la zona, por su orografía, no permitía la cobertura de teléfonos móviles. Unos cincuenta minutos después consiguieron contactar telefónicamente con el 112 para informar de lo ocurrido y uno de los monitores localizó, pasadas las 20.00 horas, el cuerpo de la joven semi-sumergido entre unas rocas sin que fuera posible su extracción a la superficie.

A esta dificultad se añadió el hecho de que en esa zona el río discurre encajonado entre la montaña y una pared casi vertical de unos 50 metros lo que hizo necesario el traslado al lugar del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y del Grupo Rescate e Intervención en Montaña (GREIM).

Tras examinar la zona y hacer una limpieza de arbustos para descender, los agentes montaron desde un quitamiedos de la carretera una línea de vida para descender de forma segura hasta el río y una tirolina desde una orilla a la otra, de forma que sirviera de pasamanos para los buzos dada la fuerte corriente del río a lo que se añadía la dificultad de la falta de luz.

Dos miembros del GEAS provistos de equipos autónomos pudieron llegar hasta el lugar donde se encontraba el cadáver de la joven entre las rocas y extraerlo para izarlo después hasta la carretera AS-114, donde aguardaba el médico forense, y trasladarlos después al Instituto de Medicina Legal de Oviedo, según informó Efe.