Isabel Bandín, viróloga: «Con nuestro comportamiento estamos facilitando que el virus no se debilite»

SOCIEDAD

Uxía Rodríguez

La profesora de virología de la USC explica cómo se replica el coronavirus y cuáles son los mayores riesgos que entraña

23 oct 2020 . Actualizado a las 14:53 h.

La profesora de virología de la USC Isabel Bandín tiene claro que hay que entender de lo que estamos hablando para poder concienciarnos sobre lo que debemos hacer.

-¿Qué es un virus? 

-Los virus son los grandes desconocidos para la población en general. Científicamente, es un parásito intracelular obligado. Los virus necesitan una célula (todos estamos compuestos por células) para vivir. Un virus fuera de un hospedador es una partícula inerte. Una vez que entra en el hospedador adecuado empieza a replicarse y produce un montón de virus más que, a su vez, van a buscar nuevos hospedadores y así continuamente. Los virus nos necesitan, necesitan un ser vivo para vivir.

 -¿Cómo surgió el SARS-CoC-2, causante del covd-19?

Procede, como todos los últimos coronavirus, de los murciélagos que actúan como reservorios de muchos virus. Lo que hacen, ya que el ser humano normalmente no entra en contacto con los murciélagos, es transmitírselo a otro animal y este al ser humano. En el caso del ébola fueron los chimpancés, y en el caso del SARS-CoV-2 todavía no se ha encontrado ese hospedador intermediario tras descartar al pangolín. Lo que está claro es que se ha adaptado al hombre.

-¿Cómo funciona un virus como este?

Un virus nunca busca matar a sus hospedadores, lo que quiere es mantener a esa persona viva para poder pasar a otra y así sucesivamente. De lo que se trata es de que vaya adaptándose de manera que se convierta en una infección como los catarros. El problema es que no le dejamos, si nosotros no mantenemos las medidas de seguridad, fundamentalmente la distancia social, y el virus puede seguir reproduciéndose, para qué va a ir a una variante menos agresiva. 

-¿Qué es lo más importante que sabemos ahora y que no sabíamos en marzo?

-Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido es que el virus se transmite por aerosoles, el problema está en los espacios cerrados. Así que en este contexto, tener mascarilla sigue implicando riesgo. Lo primordial es la ventilación y renovar el aire continuamente. 

-¿Es el virus ahora más débil?

-El virus es el mismo, lo poco que ha cambiado no ha servido para que se debilite y nosotros estamos facilitando que no se debilite porque en nuestro comportamiento social no hemos asimilado todavía lo que debemos hacer. La gente no entiende que reunirse con familia y amigos es un riesgo. Lo que ocurre es que ahora se hacen muchos más test y se detectan a esos portadores asintomáticos. Aún así, sigue habiendo mucha gente hospitalizada.

-¿Qué pasará este año entre el covid-19 y la gripe?

El virus es distinto, pero la sintomatología es demasiado parecida y por el cuadro clínico no se va a poder distinguir. Lo que se piensa es que este año, por lo que ha pasado en el hemisferio sur, el virus de la gripe circulará menos.

-Las Navidades están a la vuelta de la esquina y la gente se pregunta qué pasará en diciembre. 

Tienen que ser diferentes, nos tenemos que olvidar de las grandes reuniones. Si no hacemos eso, después de Navidad la situación se agravará. Tenemos que pensar en unas Navidades entre convivientes y, como mucho, de personas muy cercanas con las que ya solemos tener relación. Si queremos volver a la normalidad en un futuro relativamente cercano, debemos considerarlas como una pausa este año.

-¿Cuándo podremos volver a la normalidad?

Llegar, llegará. Se va a conseguir una vacuna que va a funcionar, aunque estaríamos hablando del 2022 para llegar a una inmunidad de grupo. Tenemos que ser capaces de entender que nuestra vida ha cambiado durante un tiempo, tenemos que verlo como un parón, no como un año perdido.

-¿Y cuándo esa vieja normalidad llegue?

Eso no querrá decir que no pueda aparecer otro virus. Las autoridades siempre reaccionan muy rápido frente a un problema de salud pública como este, hay mucho dinero, muchos recursos, pero cuando desaparece nos olvidamos de todo. Volveremos a la normalidad, pero dentro de unos años volverá otro problema similar porque no sabemos lo que hay ahí fuera. Hay que seguir investigando.

Isabel Sola: «Tener una vacuna es el principio del final, pero no podemos verlo como algo mágico»

La investigadora del CSIC, que trabaja en una las candidatas a vacuna contra el covid-19, analiza cómo está la situación actual en la carrera por conseguir el ansiado antídoto.

CSIC

Isabel Sola es la codirectora del laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. Su equipo trabaja contrarreloj para lograr una vacuna española eficaz contra el covid-19.

-¿En qué consiste la vacuna en la que está trabajando su equipo?

-Nuestra vacuna es uno de los tres candidatos españoles que hay en el CSIC. En este momento, nos encontramos en lo que se llama fase preclínica, es decir, estamos terminando de obtener el prototipo de nuestro candidato en el laboratorio y, en las próximas semanas, vamos a evaluar en ratones humanizados si la vacuna, efectivamente, protege a los ratones frente a la infección. Esperamos obtener resultados muy positivos porque nuestro grupo lleva trabajando más de 35 años con coronavirus y ya habíamos desarrollado un candidato a vacuna similar al que estamos haciendo para este virus. La estrategia que estamos siguiendo ahora es similar a la que usamos frente al MERS y consiste en hacer una ingeniería genética del nuevo coronavirus. Es decir, un virus es su secuencia, una cadena de 30,000 letras, todo lo que puede hacer el virus está escrito ahí. Lo que hacemos en el laboratorio es eliminar toda aquella información que al virus le hace causar daño y producir la enfermedad. También eliminamos esa parte de la información que al virus le permite pasar eficientemente de una célula a otra. Dejamos reducido su genoma a algo que solo tiene información para preparar al sistema inmune para dar una respuesta a la infección. 

-Vuestra vacuna no es de las más avanzadas del mundo, pero podría ser una de las más eficaces. ¿Cuál es su ventaja?

No es la más rápida porque lo hacemos casi desde cero, pero nuestra vacuna tiene dos cualidades. A diferencia de la mayor parte de las vacunas que han puesto toda su confianza en una proteína del virus, la proteína de las espículas, sabemos que hay otras proteínas que son importantes para dar una respuesta inmune completa y equilibrada. Nuestro candidato también incluye esas otras proteínas del virus, por lo que esperamos que la respuesta que induzca sea más completa y más equilibrada. La segunda ventaja es que, como conserva la manera de replicación del virus, si nosotros introducimos en una célula una molécula de nuestra vacuna, puede multiplicarse. Es decir, podemos inmunizar con una cantidad pequeña y con una eficacia mucho más grande porque se multiplica a sí misma. Las dosis que hay que emplear son más bajas. Con una sola inmunización sería suficiente y todo esto abarata los costes de producción y simplifica el proceso de vacunación.

-¿Cuáles son los proyectos más avanzados a nivel mundial?

Hay algunos proyectos que ya se encuentran en la Fase III de ensayos clínicos en humanos. Uno de los más avanzados es el candidato de Oxford y el candidato de Johnson & Johnson, los dos responden a la misma estrategia. Han utilizado como vehículo otro virus, que produce infecciones muy leves, un adenovirus, y le han colocado como pasajero esta proteína S del coronavirus humano. Esperamos que en las próximas semanas se puedan tener resultados de su eficacia y de su seguridad. Hay un tercer candidato, el de Moderna, que sigue una estrategia muy novedosa y también está en fase III. 

-Esos candidatos más avanzados ya han tenido que paralizar sus ensayos, ¿es normal que esto ocurra?

Absolutamente normal. El objetivo de hacer ensayos clínicos en humanos es responder a las preguntas de si una vacuna es eficaz y si es segura. Esa última fase se hace en decenas de miles de personas y el objetivo es doble: comprobar que la vacuna protege y ver qué efectos adversos aparecen.

-¿Cuándo llegará la ansiada vacuna?

Esperamos que a lo largo de noviembre o diciembre podamos tener los resultados de estos candidatos más avanzados. Además, algunos de ellos se habían comprometido a comenzar la producción sin saber cuál iba a ser el resultado de esta fase III. Si los resultados son positivos, eso esperemos, yo creo que en el primer trimestre del 2021 se podrá iniciar la distribución de la vacuna. Para los que vamos por detrás, habrá que esperar más, a la segunda mitad del año que viene.

-Esto nos lleva a otra pregunta, ¿cuándo podremos recuperar nuestra vida normal?

Cuando haya un candidato que haya demostrado una eficacia mínima y una seguridad máxima, habrá que empezar a administrarlo y esto va a llevar su tiempo. Poder distribuirlo a, como mínimo, el 60 o 70 por ciento de la población para conseguir una inmunidad colectiva. Además, aún tenemos por responder cuánto durará esa inmunidad, si nos protege para siempre o por un tiempo limitado. Tener una vacuna es el principio del final, pero no podemos verlo como algo mágico que nos va a devolver a la vida prepandemia de inmediato. Tener una vacuna va a cambiar el escenario, pero su efecto no va a ser inmediato. Esto se va a tener que seguir acompañándose por todas las medidas que ya conocemos.

-Esta carrera por conseguir la vacuna, ¿puede llegar a ser un problema?

Se está invirtiendo muchísimo esfuerzo, muchísimo dinero, pero esto no implica que se estén desatendiendo las premisas irrenunciables de que una vacuna demuestre eficacia y seguridad. Entre la población no se van a distribuir vacunas que no sean seguras.

-Están en el punto de mira. ¿Cómo es trabajar a contrarreloj de esta manera?

Por una parte es un estímulo, el saber que tu trabajo es algo que puede ser beneficioso para la sociedad, pero también es cierto que cuando la presión es excesiva nos paralizamos, porque somos frágiles como todos.

-Estamos inmersos de lleno en esta segunda ola. ¿Se está haciendo lo suficiente?

Tristemente los números que tenemos indican que no lo estamos haciendo del todo bien, debemos mejorar. Si las cifras siguen la progresión que estamos viendo, el sistema sanitario corre el riesgo de colapsar. Debemos concienciarnos todos. Los políticos tienen la responsabilidad de proporcionar los medios y recursos para poder hacer test frecuentes y rápidos, rastreos eficaces... y nosotros, como individuos que usa el virus para propagarse, solo tenemos que aplicar tres medidas sencillas (mascarilla, distancia e higiene) que sabemos que funcionan.