El presidente en España de Médicos sin Fronteras: «Saber que la solución a la pandemia está en las neveras del mundo occidental es frustrante»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

SOCIEDAD

David Noguera cree que no liberar las patentes de las vacunas va a traer consecuencias

10 jun 2021 . Actualizado a las 13:13 h.

David Noguera empezó en Médicos sin Fronteras en el 2001, sobre el terreno en Somalia. Estuvo en el Congo, Darfur, Angola, Zambia, Etiopía, Yemen, India, Pakistán o Timor, donde aprendió que incluso los problemas de salud más graves, «si no impactan en el primer mundo pasan al cajón del olvido».

—Al mundo desarrollado parece importarle poco cómo está impactando la pandemia en otros países.

—Era un temor que ya teníamos, que empieza a cristalizar al mismo tiempo que mejora la situación en España y en el resto del mundo occidental, donde ya vamos hacia otro paradigma. Nosotros cogimos la primera ola y no hemos parado de surfearla. Está siendo un reto descomunal. El escenario es aterrador, la gente no es consciente del impacto que está teniendo esta pandemia.

—¿Se desconoce la situación real?

—Sabemos que las pandemias hay que medirlas no por los muertos por covid, sino por el exceso de mortalidad. Hay muchos países donde hay un infrareporte clarísimo de muertos. Los estudios que manejamos nosotros, de fuentes externas solventes, es que los muertos por covid reales orbitan entre los siete y los doce millones.

—¿La pandemia es un problema que solo tiene un abordaje global?

—Hemos experimentado en primera mano el paradigma de que la salud o la manejamos de una forma global o es imposible que no te afecte. Es injustificable celebrar la gesta tecnológica de que tengamos seis o siete vacunas eficaces (¡ojalá hubiésemos hecho el mismo esfuerzo para la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades!), y que no haya un plan extraordinario para que la producción y la distribución llegue a su máxima capacidad. Cuesta entender que haya debate sobre si vacunar a adolescentes antes que a sanitarios que están en primera línea en otros países y no están protegidos.

—¿Liberar las patentes sería la solución?

—Sabemos que en todas las crisis humanitarias en el binomio entre salud y economía la salud siempre va de segunda. Lo de las patentes es una reclamación que no es de MSF, nosotros solo la acompañamos. Son 105 países del sur pidiendo esto. Es difícil de justificar el argumento de que puede ser un freno a la innovación, cuando ves esa línea divisoria clara entre los países del sur y los del norte. Los que somos profesionales de esto somos conscientes de la complejidad del mundo, pero estar ahora un año y medio más o dos batallando cuando sabemos que la solución está en las neveras del mundo occidental nos añade un nivel de frustración e indignación aún más importante. De ahí esa exigencia a los líderes políticos de que hagan su trabajo, que para eso les pagamos.

—¿Porque además traerá consecuencias?

—Yo creo que el criterio que se utiliza es un criterio político y no de salud pública, y lo que se va a generar es un nivel de sufrimiento y de mortalidad enorme. Y nos va a afectar. Va a haber más migración, más refugiados, más violencia...

—¿Qué es lo que exige MSF?

—Exigimos a las farmacéuticas , pero sobre todo a los gobernantes, ese plan extraordinario que elimine todos los obstáculos a la forma más objetiva de maximizar la capacidad de distribución y fabricación de las vacunas. Si en la pandemia hemos vivido situaciones excepcionales: se han cerrado negocios, no han aterrizado los aviones, nos hemos quedado confinados en casa… Esa excepcionalidad que todos hemos asumido tiene que ser aplicable a todos los sectores, incluyendo un sector que es parte de la solución como es el de la industria farmacéutica.

«Covax es una buena iniciativa, pero a veces las buenas iniciativas sirven como excusa»

El Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax) es una alianza impulsada por actores públicos y privados con el objetivo de garantizar el acceso equitativo a las vacunas contra el covid.

—¿Es una esperanza para la vacunación este sistema?

—Covax es una buena iniciativa pero a veces las buenas iniciativas también sirven como excusa o distracción sobre el problema fundamental. En el mejor escenario vacunará al 20 % de la población de los países en vías de desarrollo al final de este año, pero ya te digo yo ahora que este porcentaje no se va a cumplir. Hay variables como la tercera dosis, que si al final se incorpora al protocolo de vacunación pues ya sabemos a dónde van a ir a parar esas dosis, a nuestros brazos privilegiados.

—¿Qué panorama nos espera entonces?

—Pues un panorama a dos velocidades. Si lo miramos con una visión cortoplacista, el episodio de Ceuta tiene motivaciones políticas claras, pero también hay que vincularlo a un descenso del 10 % del PIB de Marruecos. La globalización no es solo económica, es transversal, se va dibujando un panorama con dos planos en uno el mundo occidental que recupera una cierta normalidad y por otro los países más pobres y los de renta media, donde se había mejorado los indicadores mucho, van a una situación extremadamente complicada. Se han echado mucho de menos liderazgos inspiradores en esta pandemia, nos hemos ido a un discurso del «nosotros primero» y veremos qué consecuencias trae.