Diez claves sobre la nueva variante sudafricana: ¿Es más agresiva la ómicron? ¿Sirven las actuales vacunas?

La Voz

SOCIEDAD

KIM LUDBROOK | efe

La investigadora del CSIC Isabel Sola despeja las dudas esenciales sobre este subtipo del virus, del que ya se ha confirmado al menos un caso en España

30 nov 2021 . Actualizado a las 14:13 h.

No, el hecho de que la variante ómicron del coronavirus acumule decenas de mutaciones no la convierte automáticamente en más agresiva o letal, y las vacunas actuales siguen siendo una de las mejores armas para combatir la pandemia, porque en caso de que se demuestre que pierden efectividad se pueden rediseñar con rapidez y facilidad. La investigadora Isabel Sola -que codirige el grupo de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y lidera, junto a Luis Enjuanes, uno de los grupos que busca una vacuna contra el SARS-CoV-2- despeja a EFE diez dudas esenciales sobre la nueva variante detectada en Sudáfrica y que ya se ha extendido por al menos medio centenar de países, entre ellos España.

La nueva variante presenta decenas de mutaciones con respecto al virus original. ¿Era previsible?

«Que el virus cambie es perfectamente esperable, pero esta variante ha acumulado más mutaciones que otras, y nos preguntamos por qué -comenta Sola-. Se especula con que Sudáfrica es un país donde hay mucha incidencia del VIH y muchas personas con un sistema inmunodeficiente. En esas condiciones, el virus ha podido evolucionar más libremente. Con un sistema inmune más potente el virus cambia menos».

Qué presente tantas mutaciones, ¿la convierte en más peligrosa, en más letal?

Responde la experta que no tiene por qué: «Han aparecido más cambios. Eso quiere decir que el virus ha tenido más libertad para cambiar, y esas mutaciones le dan al virus una ventaja. Pero algunas de esas mutaciones pueden ser neutras, y no dar lugar a ningún cambio de comportamiento. Otras pueden, sí, dar lugar a un cambio de comportamientos, pero no tiene por qué ser más virulento; y sería posible incluso que el virus se atenuara y perdiera virulencia. La atenuación es una posibilidad bastante lógica en la evolución de un virus».

¿Son las medidas de vigilancia y control vigentes (vigilancia epidemiológica, pruebas, etc.) suficientes para controlar la evolución de esta nueva variante?

De momento, Sola apuesta por la precaución. «Las medidas no farmacológicas que ya conocemos (mascarilla, higiene, distancia o ventilación) son efectivas frente a cualquier variante. Las vacunas posiblemente conserven efectividad también -apunta-. Pero ahora toca ser precavidos, y conviene mantener la vigilancia para ver cómo se comporta, cómo respira el virus».

¿Esta justificada desde el punto de vista científico la reacción de alerta y de alarma que se ha desatado?

«Sí, porque el virus ha cambiado y hay que saber en qué se traducen esos cambios», considera. «Hay que pensar que cualquier cambio que se produce en un virus es porque al virus le viene bien. Se podría pensar, es una posibilidad, que el virus se va a transmitir mejor -razona-. De momento, y ante eso, cuidado, alerta, y la guardia bien alta».

¿Son efectivas las vacunas actuales?

Explica Sola que esto es algo que se comprobando en los laboratorios, y detalla de qué manera se hace: «Se coge este virus y enfrentarlo al suero de personas que ya están vacunadas para ver si los anticuerpos que inducen las vacunas siguen neutralizando bien y eliminando al virus». «Diría que con las mutaciones que ya tiene el virus podría ser que disminuyera algo la efectividad de las vacunas, pero no que vaya a perderla del todo y sea similar a la que tenemos ahora, pero son conjeturas, porque hay que basarse en los resultados experimentales que ya se están haciendo -anota-. Y eso tampoco significaría que las vacunas ya no funcionan, porque la inmunidad son los anticuerpos y más cosas, pero nos darían ya una ida muy buena de cómo puede el virus escapar a la inmunidad que ya tenemos».

¿Se puede rediseñar una vacuna en poco tiempo y producirla de forma masiva?

La investigadora confirma que sí. «Son vacunas que se hacen mediante biotecnologia y los cambios son relativamente sencillos. Luego está la cuestión de qué van a exigir las agencias reguladoras para este cambio. La formulación de la vacuna de la gripe se cambia cada año sin necesidad de repetir ensayos clínicos. Directamente se reformula y se produce».

¿Debe una vacuna rediseñada volver a pasar las mismas fases de ensayo y procesos para conseguir las mismas autorizaciones que la original?

Contesta Sola que habrá que ver cual es la actitud de las agencias reguladoras al respecto y si aceptan directamente la reformulación. En este caso, dice, habría vacunas masivamente en unos meses.

Demostrado que el aire es la principal vía de contagio, ¿tendría sentido recuperar algunas restricciones?

«Creo que sí que es necesario recuperar medidas no farmacológicas; no solo por esta nueva variante, que no sabemos cómo se va a comportar -opina la experta-. Simplemente con la variante delta, que es la que está circulando, estamos comprobando que la incidencia se eleva en muchos países. Aunque se está vacunando a la gente, no es suficiente. Es necesario recuperar, si queremos mantener el control de la situación, esas medidas no farmacológicas, y más ahora que vienen fechas de reuniones, fiestas, celebraciones, que nos hacen cambiar de comportamientos. Mientras el virus siga circulando esas medidas no se pueden abandonar. La vacunación es importante, pero no es suficiente. No nos podemos jugar todo a una carta, la de la vacunación».

¿Tiene sentido seguir avanzando en la vacunación en los países más desarrollados (terceras y cuartas dosis) mientras en los países y continentes más pobres las tasas son tan bajas?

«Es un concepto que hay que tomar de forma relativa -desarrolla-. No es un número mágico que cuando se alcanza nos garantice la protección absoluta y para siempre. Cuantas más personas estén vacunadas, más obstáculos va a tener el virus para transmitirse y eso permite controlar mejor su impacto en la salud pública». Insiste Sola en que para vencer al virus, cuantas más personas estén vacunadas mejor, porque se ha comprobado, dice, que cuanto mayor es el número de personas vacunadas en un país menor es el número de personas hospitalizadas o los fallecimientos. «Esa cifra mágica tendría sentido si las vacunas nos dieran inmunidad del cien por cien y para toda la vida, y que fuera además una inmunidad esterilizante, pero no es el caso», zanja.