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«Las zonas de tintos no deben perder el tren de los vinos blancos»

L. Díaz MONFORTE / LA VOZ

SOMOS AGRO

Enrique García-Escudero intervendrá en Quiroga en la jornada sobre el potencial de los vinos blancos en Ribeira Sacra
Enrique García-Escudero intervendrá en Quiroga en la jornada sobre el potencial de los vinos blancos en Ribeira Sacra CEDIDA

Enrique García-Escudero, del Instituto de la Vid y el Vino de La Rioja, intervendrá en la jornada sobre el potencial de las variedades blancas en Ribeira Sacra

18 may 2022 . Actualizado a las 10:26 h.

Ni siquiera Rioja, tradicionalmente sinónimo de tintos, pierde de vista la pujanza de los vinos blancos en los mercados. Del resurgir más reciente de las variedades blancas en el viñedo riojano se hablará este viernes en Quiroga en la jornada «¿Tienen futuro los blancos en Ribeira Sacra?». Enrique García-Escudero, vicedirector del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino de La Rioja, abordará en una ponencia la oportunidad que supuso en esa zona el descubrimiento del tempranillo blanco, nueva variedad que surgió por mutación espontánea en una cepa de tempranillo tinto, mayoritario de la denominación de origen Rioja.

—Su charla se presenta bajo el lema «En Rioja no todo es vino tinto». ¿Hasta qué punto es así?

—Es cierto que Rioja no es solo tinto, pero hay que admitir que solo un 9% del viñedo está dedicado a variedades blancas. Por mucho que queramos, Rioja sigue manteniendo una apuesta y un perfil de tintos. Desde la plaga de la filoxera a finales del XIX, debido a la influencia francesa [Burdeos fue en esa época el referente de la modernización de la vinicultura riojana] se plantó más tinto que blanco.

—¿Cuándo surge el interés por elaborar blancos de un estilo diferente a los clásicos reservas de algunas bodegas riojanas?

—Hasta la década de los 70 del pasado siglo, en Rioja se elaboraba muy poco blanco y muchos vinos eran defectuosos. Pesaba demasiado la tradición de los tintos, el vino blanco era marginal. Entonces se produce un bum en el mercado de los vinos blancos y Rioja se da cuenta de que ahí también tienen futuro. En ese momento se potencian las plantaciones de variedades blancas, sobre todo viura. También cambian los gustos hacia vinos más frescos y afrutados. A partir de 1980 hay un nuevo retroceso que coincide con la implantación de denominaciones como Rías Baixas o Rueda, muy fuertes en blancos. En el 2005 se abre una nueva etapa. El Plan Estratégico del Vino de Rioja aboga por la vuelta a la elaboración de vinos blancos y comienza la introducción de variedades foráneas tanto internacionales como nacionales.

La jornada organizada en Quiroga por el GDR Ribeira Sacra concluirá con una cata de diferentes vinos blancos. Enrique García-Escudero aportará una elaboración experimental de un reserva de tempranillo blanco y un vino joven de viura de la una cooperativa riojana.

—¿Qué superficie abarca el tempranillo blanco en Rioja?

—La variedad tempranillo blanco fue inscrita en el 2005 en el registro oficial de variedades comerciales y la autorización no se produjo hasta tres años después. Actualmente, ocupa unas 800 hectáreas y es la segunda variedad blanca en superficie de viñedo después de la viura.

—¿Nadie duda ya de las posibilidades de los vinos blancos?

—La demanda de vinos blancos en el mercado nacional e internacional es cada vez mayor. Las expectativas de futuro son enormes. Rioja no puede permitirse perder ese tren.

—Pensando en el futuro, ¿los nuevos viñedos deben plantarse en clave de cambio climático?

—La elección del material vegetal va a ser determinante por el cambio climático, tanto para la calidad del vino como para la adaptación del viñedo. Nosotros hemos hecho estudios de diferentes clones [familias genéticas] de una misma variedad y nos hemos encontrado con que existe hasta un mes de diferencia en la fecha maduración entre el más precoz y el más tardío. La crisis climática puede producir, por otro lado, desplazamientos de unas variedades en favor de otras. En los viñedos habra que tener cada vez más en cuenta la altura o la exposición norte del viñedo frente a la sur.

—¿Cómo ve desde Rioja una pequeña denominación de origen como Ribeira Sacra?

—Siento un gran respeto por su modelo de viticultura heroica. Soy un enamorado de los vinos de mencía, me parecen extraordinarios. Por entorno, características y forma de concebir el vino, Ribeira Sacra tiene un enorme potencial. También en vinos blancos, por la riqueza y singularidad de las variedades gallegas. El godello es espectacular y creo que habrá que estar atentos a variedades minoritarias como el blanco legítimo.