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Los olivares de Quiroga: comienza la cosecha de la aceituna

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

Roi Fernández

La meteorología obligó a retrasar el inicio de la recogida de olivas en el sur de la provincia de Lugo, pero los productores esperan una campaña satisfactoria

08 nov 2018 . Actualizado a las 09:28 h.

Tal como ocurrió con la vendimia, la recogida de la aceituna en el municipio lucense de Quiroga se ha visto retrasada a causa de las raras condiciones meteorológicas de este año. En los olivares de la bodega Mondelo -en la parroquia de Bendollo-, la labor arrancó el pasado fin de semana, unos quince días más tarde que en la anterior campaña. El responsable de la empresa, Manuel Mondelo, cree sin embargo que la cosecha no se verá afectada y que podrá considerarse como normal. «Calculo que faremos entre 1.800 e 2.000 litros», augura.

En otros tiempos, recuerda Mondelo, la cosecha en Bendollo se llevaba a cabo entre diciembre y enero y la aceituna no se empezaba a moler -en un molino tradicional donde había que hacer turnos- hasta que estuviese recogida en su totalidad. La modernización y la industrialización de esta actividad, así como la búsqueda de un producto de mayor calidad, llevaron a adelantar las fechas. El productor quirogués estima que la labor puede estar terminada entre el 10 y el 15 de diciembre. «Tamén hai xente que empeza a recoller algo antes ou despois -puntualiza-, e hai quen colle as olivas case verdes e outros que esperan ao final de todo».

A expensas de la lluvia

El ritmo de la cosecha, señala Mondelo, se verá condicionado por la meteorología, ya que con lluvia no se puede recoger la aceituna. «Pero isto non corre tanta présa como a uva, e se non se pode recoller un día faise outro, e aínda temos todo este mes e o de decembro», apunta.

A diferencia de lo que se hacía antes, ahora la aceituna es procesada inmediatamente después de la recogida para evitar que fermente y que el aceite se oxide. Si viene muy mezclada con las hojas de olivo, pasa en primer lugar por una máquina limpiadora para separar el fruto. Si no es así, va directamente a una lavadora en la que se eliminan impurezas y cuerpos extraños que pueden ir pegados a las olivas. Después son trituradas en un molino eléctrico y la pulpa resultante pasa a una centrifugadora que separa el aceite del producto residual, conocido como alpechín.

Una vez concluida la parte inicial del proceso, explica Mondelo, el aceite se almacena hasta que se den unas buenas condiciones de temperatura para pasar por varios filtrados. «Mentres vai frío, o aceite está condensado, non se move e non lle baixan as impurezas», señala. Esta última parte suele realizarse entre marzo y mayo, cuando la temperatura ambiente alcanza al menos unos veinte grados.

Diferentes variedades

En los olivares de la bodega Mondelo hay actualmente unos 20.000 árboles que producen diversas variedades de fruto. «Nós temos sobre un 50 % de oliva do país, un 35 % de picoal, un 5 % de arbequina e o resto son outras variedades como a redondeta e a grega», señala. A su juicio, la arbequina produce un aceite más suave que el resto. «Nas demais non encontro grandes diferenzas, e o que fai realmente particular o aceite é o clima e a terra», añade.

Para producir un litro de aceite necesita entre seis y siete kilos de fruto. «Se se recolle máis tarde, a oliva rende máis e só se necesitan catro ou cinco quilos para extraer un litro, pero o aceite sae de mellor calidade coa que se colleita agora», comenta.

El aceite que sale de los olivares de Manuel Mondelo, como el de los demás productores de la comarca de Quiroga, no se utiliza para freír, sino que se consume en crudo como aliño de alta calidad. «O que producimos nós véndese sobre todo en tendas de delicatessen», indica el bodeguero. En su mayor parte -agrega- se distribuye en el mercado gallego, en lugares como Lugo, Ourense, A Coruña, Santiago, Vigo y Pontevedra. De forma más excepcional se vende también fuera de Galicia, en Madrid, Bilbao o Zaragoza. «Algunha vez tamén mo pediron desde Suíza», concluye.