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La producción láctea cae en Galicia por tercer mes consecutivo, algo inédito en los últimos veinte años

X.R. Alvite REDACCIÓN

GANADERÍA

Ana Garcia

La escasez de materia prima dispara los precios en origen por encima de los 50 céntimos

04 nov 2022 . Actualizado a las 16:53 h.

Las 6.150 granjas gallegas que continúan en activo produjeron durante el mes de agosto _último contabilizado hasta el momento por el Ministerio de Agricultura_ algo más de 248,5 millones de litros de leche. Son 1,1 millones de litros menos que los registrados durante el mismo período del año pasado y casi 14 millones por debajo de la producción contabilizada en mayo. De hecho, desde ese mes las entregas de materia prima a la industria no han dejado de caer acumulando ya tres mensualidades consecutivas de descensos, una circunstancia que no se daba en Galicia en los últimos 20 años. 

Esta coyuntura se justifica desde el sector en la confluencia de varios factores. Por un lado, el fuerte incremento experimentado por los costes de producción de las granjas, principalmente en lo referente a la alimentación del ganado _el pienso ha pasado de costar 300 euros por tonelada hace un año a los 420 actuales_ y, por otro, los buenos precios de la carne que están provocando que muchas granjas opten por el aprovechamiento cárnico de aquellas reses menos rentables. 

Un escenario que confirman los datos del propio Ministerio de Agricultura, según los cuales, en tan solo un año, se han retirado de la producción en Galicia casi 5.500 vacas _la cifra en el conjunto del estado se eleva por encima de las 30.000_ hasta situarse la cabaña productora gallega, aquellas que tienen más de 24 meses, en algo más de 322.000 cabezas.

 Aunque estos son los argumentos más repetidos para explicar la actual situación, también hay agentes que sostienen que los recortes en el volumen de materia prima gallego están vinculados a otros factores estructurales, relacionados directamente con el agotamiento en la capacidad de crecimiento de las granjas. 

«O da caída da produción é un fenómeno inquietante e preocupante que, ao meu entender, vai máis alá dos bos prezos da carne, dos incremento dos custos ou incluso da hora de calor persistente que tivemos este verán. Dá a impresión de que Galicia tocou teito e aquel escenario de crecemento no que todas as granxas dobrábamos as instalacións e a produción, xa rematou», apunta Román Santalla, responsable de Ganadería de UPA. Reconoce que costará volver a crecer al ritmo que se hizo durante los últimos años. «As explotacións que se tiñan que dimensionar xa o fixeron e as outras están medio paradas. De feito, hai un número importante de abandonos de granxas das consideradas medianas que non teñen relevo xeracional. Aínda que esta situación actual se normalice, parece que no relativo ao crecemento da produción custará moito volver ao ritmo que tiñamos fai só uns anos», explica el ganadero dezano.

 Sea cual sea el motivo, lo que sí que resulta evidente es que la principal consecuencia de esta caída de la producción es el aumento de las cotizaciones de la leche en origen. Tanto es así que, en agosto, el precio medio recibido por los ganaderos gallegos se situó en 46,2 céntimos por litro, 13 céntimos más _un 40% en términos porcentuales_ que durante la misma mensualidad del 2021. Una cantidad que, en el caso de las granjas con mayores primas por volumen de producción, elevan el precio final de la producción por encima de los 50 céntimos el litro. 

Lejos, sin embargo, de los 57 céntimos que la quesera Entrepinares ha ofrecido como precio base para la materia prima que recoja durante el presente mes y que cuente con una calidades mínimas del 3,80 % de grasa y del 3,20 % de proteína. Esto supone que una granja que supere mínimamente estos parámetros en Galicia, _170 explotaciones les suministran su leche_ podría cobrar su producción por encima de los 60 céntimos, precio histórico en la comunidad.

 En este sentido, desde el sector productor se esperan movimientos al alza en los precios por parte de toda la industria láctea habida cuenta del interés que parecen tener la mayoría de empresas a la hora de garantizar los contratos de suministros que empezarán a renovarse a principios del próximo año.