Cospeito celebró su veterana feria porcina: «O porco da casa é outra cousa» 

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

GANADERÍA

Criadores de Lugo y de A Coruña aportaron este sábado ejemplares de buen precio

29 nov 2025 . Actualizado a las 14:35 h.

«O porco da casa é outra cousa». Palabra de un criador como Jorge Pardo, de Sarria, que por primera vez acudió a la Feira do Porco da Ceba celebrada este sábado en Cospeito. El desapacible tiempo no desanimó a criadores de varias comarcas de Lugo e incluso de A Coruña: en la carpa instalada por el Concello, organizador del certamen, apenas había una docena de remolques, pero vendedores y visitantes reconocían la calidad de los animales.

Los precios que pedían los vendedores podrían desconcertar a un comprador que acudiese a la feria por primera vez. Para entender por qué se citaban algunas cifras, podría escuchar, por ejemplo, el sistema de alimentación y las condiciones en que viven los animales presentes en una cita como la de ayer, muestra de una ganadería a pequeña escala que se aleja de los criterios de las grandes explotaciones.

«Moita mazá, pataca e verza» son la base de la alimentación de cerdos como el que llevó a la feria de este sábado el citado criador, que se inició en la actividad hace dos años y que se animó a viajar a la Terra Chá tras enterarse por internet de su celebración. «Todo natural», decía sobre la nutrición Jorge Pardo, que por un ejemplar de 250 kilos pedía 850 euros. El dinero, de cerrarse la venta, no sería para él: «Vou doar o que me dean a unha oenegé», comentó. La asociación es Apoyo Rural, que centra su actividad en gente mayor o necesitada.

Disponer de animales aptos para la venta a estas alturas del año —cerca ya de las matanzas caseras, que asegurarán a muchas familias carne para varios meses comprando para el sacrificio animales en ferias como lo de ayer— fue lo que animó a Luciano Cosme a desplazarse desde Curtis. Llevó varios ejemplares, y por uno de ellos, de 280 kilos, llegaron a ofrecerle, en las primeras horas de la feria, 800 euros. Convencido de la calidad de las reses, aún confiaba en que superase esa cifra. «Non hai nada coma un porco ben criado», subrayaba.

Junto a vendedores para quienes la cita de ayer era la primera vez en esta feria, que tiene más de 30 años de antigüedad, otros podían presumir de cierta solera y hasta de algún premio logrado en ediciones pasadas. Era el caso de José Valín, de Outeiro de Rei, que este sábado presentaba un animal de 320 kilos: con la feria aún lejos del final, ya le ofrecían 600 euros, pero él no pensaba venderlo por menos de 650. Trigo, maíz y cebada, más un corrector vitamínico, son la alimentación de sus animales, que suele llevar también a ferias como la de Rábade o la de Vilalba. A esa alimentación, además, se le añaden las condiciones de vida de los cerdos: «Son animais que andan soltos», explicó. Cuando están encerrados, también se les reserva espacio: por ejemplo, una cerda que esperaba vender ayer tiene solo para ella una zona de seis metros cuadrados en la cuadra.

Un año «indo e vindo»

Manuel García, de Sarria, se presentó en la feria, a la que ya había ido otros años, con cuatro ejemplares, que había tasado en 280 euros cada uno. A base de comer cereales «e un pouco de penso» llegaron a unos 130 kilos de peso. La alimentación hace suponer una calidad que se intuía por el aspecto de los animales, algo que este criador comentó con tranquila diplomacia: «Iso din», afirmó.

Cerca ya del 2026, este 2025, en el que la presencia del ganado vacuno estuvo prohibida por la dermatosis nodular, no le pareció muy bueno ni muy malo: «Foi indo e vindo», manifestó este criador.