Las algas han pasado de emplearse como abono a revolucionar la cocina y estar cada vez más valoradas en cosmética y nutrición
09 nov 2025 . Actualizado a las 04:49 h.Galicia no tiene la huerta más productiva de España, excepto si se mira bajo el mar: es líder indiscutible en algas, un recurso que ha pasado de cubrir las playas a revolucionar la cocina y estar cada vez más valorado en la cosmética o la nutrición.
La comunidad es líder indiscutible en España y en el 2024 se subastaron 551.831 kilos de este tesoro verde en las lonjas gallegas, más de un 20 % por encima del dato de hace una década.
Wakame, lechuga de mar, kombu, espagueti de mar o codium están entre las especies más vendidas de las rías gallegas, donde crece el número de mariscadoras que buscan en ellas una fuente de ingresos complementaria ante la crisis productiva de la extracción de bivalvos.
Su potencial gastronómico se está recuperando gracias a empresas gallegas como Algamar o Porto-Muíños, que marcan el paso a nivel nacional en comercialización e innovación.
Fundada en 1996, Algamar fue la primera empresa española especializada en la recolección y elaborado de algas marinas para uso alimentario, y produce de media unas 500 toneladas de alga fresca al año. «La demanda y la aceptación por el consumidor es cada vez mayor», asegura el responsable técnico de I+D, Sergio Baamonde López, que defiende que «las algas ya no son un alimento del futuro, sino del presente, como fuente de salud, sabor e innovación».
Algamar vende al mercado europeo y se está diversificando hacia canales como el horeca (hoteles, restauración y cátering), el food service o el gourmet con marcas como Mar de Ardora, relanzada en el 2021.
Baamonde destaca que este alimento ya forma parte de las escuelas de hostelería de Galicia y cada vez más chefs descubren las «enormes posibilidades» de las verduras marinas en sus creaciones.
De la alta cocina a la tradicional
Ángel León, Ferrán Adriá, Andoni Luis Aduriz y Oriol Castro las han llevado a los fogones, pero las algas tienen hueco más allá de la alta cocina, en productos como la tradicional empanada gallega.
Es la idea que tuvo Carmen Sánchez cuando en el 2012 fundó Galuriña, una empresa especializada en masa con algas para pizzas y empanadas que vende a restaurantes, hoteles y tiendas. «Son un producto muy consumido. Fusioné un poco el mar con la tierra», cuenta la empresaria, que recolecta sus propias algas. El camino no fue fácil porque «hay mucha gente que no consume algas y eso fue un hándicap para el crecimiento» del negocio, pero dice que el interés es cada vez mayor.
Las algas son ricas en multitud de sales minerales esenciales y vitaminas y bajas en grasas, y en estos años la dueña de Galuriña ha observado entre sus clientes que ayudan a la digestión y a controlar los niveles de azúcar.
Esos posibles beneficios van a ser objeto de un estudio liderado por Ana Belén Crujeiras, del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) y del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Nutrición y Obesidad (CiberOBN).
«La idea es poner de manifiesto el beneficio del consumo de algas gallegas», explica Crujeiras, que va a empezar a estudiar los efectos en la enfermedad inflamatoria intestinal crónica, pero el proyecto es «ambicioso» y en el futuro puede extenderse a otras dolencias como la diabetes. En paralelo, se están haciendo ensayos in vitro con los filtrados de algas de Galuriña y ya han encontrado «algún resultado positivo», aunque todavía «incipiente».
Más allá de la alimentación
La explosión de las algas va más allá de la alimentación. Elena Fontán quería buscar una solución a las que se depositan en las costas y asfixian al marisco y para ello creó Orixe Salgada, un proyecto de economía circular para transformarlas en productos sostenibles. De momento, obtiene sus algas a través de las cofradías, ya que la legislación las categoriza como residuos y no facilita que se puedan recoger en la orilla y revalorizarlas, pero está trabajando para lograr cambiar la ley.
El primer producto desarrollado es un bioestimulante para la agricultura. «Hemos hecho pruebas con bodegas de Rías Baixas como Paco y Lola o Condes de Albarei y los resultados han sido muy buenos. Estamos en proceso de salida al mercado», cuenta a Fontán, que avanza que estudian también el desarrollo de principios activos de alta eficiencia para sectores como la cosmética o nutracéutica.
Son muchas las oportunidades en un sector que no deja de crecer. «Cada vez somos más empresas que nos dedicamos a esto. Conozco empresas que se dedican a hacer envases con algas, otras las usan para construcciones biosostenibles. Y cada vez se consume más», concluye Fontán.