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Crisis de talento en Uber tras la salida de su presidente

b. p. l. REDACCIÓN / LA VOZ

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DANISH SIDDIQUI | Reuters

Jeff Jones asegura que sus creencias son «incompatibles» con lo que ha visto en la compañía

21 mar 2017 . Actualizado a las 07:41 h.

Uber sigue buscando su sitio. La empresa de vehículos con conductor que se ha convertido en el caballo de batalla del sector del taxi tradicional se enfrenta ahora a una crisis interna de talento, con la marcha de varios de los directivos fichados en los últimos tiempos para imprimir a la principal start-up mundial la consistencia de un negocio que posee una directiva de primer nivel.

Uber conoció ayer la marcha de su presidente, Jeff Jones, que presentó su dimisión tras pasar apenas seis meses en la compañía. Al parecer, Jones se encontró con problemas mucho mayores de lo esperado cuando fichó el pasado verano por la firma creada por Travis Kalanick. Medios como Recode y The Wall Street Journal citaban ayer un comunicado de Jones en el que aseguraba: «Ahora está claro (...) que las creencias y la visión de liderazgo que han guiado mi carrera son incompatibles con lo que he visto y experimentado en Uber».

Según la versión que Kalanick ofreció a los empleados, sin embargo, la verdadera motivación para la salida fue su reciente decisión de buscar un jefe de operaciones para escribir el «siguiente capítulo» en la empresa, lo que relegaría a Jeff Jones del segundo al tercer puesto en el escalafón. «Después de anunciar nuestra intención de contratar un director de operaciones, Jeff llegó a la difícil conclusión de que ya no veía futuro en Uber. Es una pena que esto se haya anunciado a través de la prensa», dijo el cofundador.

En su corta estancia en la compañía, Jones hizo algunos intentos por aproximarse a los conductores que manejan cada día el servicio en diferentes ciudades del mundo. En febrero, puso en marcha un encuentro con en directo a través de Facebook para responder a sus preguntas, pero el chat pronto se llenó de quejas y comentarios incendiarios que le hicieron abandonar. «En cuanto Jeff se dio cuenta de que los conductores íbamos a atacarlo con preguntas duras agachó el rabo y salió corriendo. No les importamos y nunca les importaremos», escribía uno de los cientos comentarios publicados en el foro.

La salida de Jones se produce en un momento delicado para Uber, que se enfrenta, por una parte, a las acusaciones de una extrabajadora que denunció haber sido víctima de acoso sexual y de sexismo y, por otra, a la demanda interpuesta por Alphabet, matriz de Google, por un supuesto robo de tecnología para sus vehículos sin conductor.

El New York Times reveló recientemente el uso por parte de Uber de un programa secreto para impedir que las autoridades pudieran localizar a sus conductores en aquellas ciudades donde el servicio viola las regulaciones.

Este fin de semana también se anunció la salida de la empresa, a finales de marzo, de Brian McClendon, vicepresidente de mapas y plataforma de negocio, uno más en un éxodo de directivos ocurrido en las últimas semanas.

Todo ello supone una suma de problemas para su fundador, Travis Kalanick, que con su estilo impetuoso y agresivo convirtió a la empresa en un servicio cuya valoración asciende a 65.000 millones de euros. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, Kalanick se integró en un foro de directivos creado para asesorar al presidente de Estados Unidos. La controvertida política migratoria del mandatario hizo que los taxistas de Nueva York, inmigrantes en buena parte, protagonizaran en enero paros para no acudir al principal aeropuerto de la ciudad, pero Uber mantuvo el servicio. Una campaña en su contra por este motivo le hizo perder 200.000 clientes en tres días. Kalanick acabó por dimitir de su cargo en el consejo asesor.