Un minuto de pausa

José M. Fernández

TORRE DE MARATHÓN

21 nov 2017 . Actualizado a las 11:31 h.

Algo ha cambiado en el Dépor. Ha recuperado el orden y es capaz de dar tres o cuatro pases seguidos con cierta continuidad. Además, parece que sabe a lo qué jugar y es capaz, como ayer, de aparentar un potencial superior al de su rival. Le dio la vuelta a un partido que se le puso cuesta arriba cuando apenas iba un cuarto de hora; lo hizo con firmeza, con la seguridad del que se reconoce superior, y lo es. Todo iba tan rodado que no es fácil encontrar los motivos por los que el Dépor se dejó los tres puntos en Málaga. Tuvo ocasiones para sentenciar el duelo, pero le faltó rematar a un rival tocado, sufrió para poner freno al ímpetu de un Málaga descosido, que, a falta de fútbol, es capaz de poner un entusiasmo infinitivo en cada una de sus acciones. Nada nuevo, así había sumado su única victoria hasta ayer

A Cristóbal Parralo, que puso fin a su hartazgo por el debate de la portería otorgándole la confianza a Rubén -las cosas claras-, le faltó un tiempo muerto, un minuto de pausa para poner calma, para aclarar a sus jugadores que tenían encarrilado el choque (1-2), con apenas media ahora por delante y frente a un Málaga entregado a aquellos en los que no confió desde el inicio: Juanpi, Ontiveros y Bastón. Sin esos sesenta segundos de calma, el Dépor entró en la trampa de un rival entregado a la épica, a la heroica como único auxilio de un grupo que solo así es capaz de sumar alguna victoria.

Al conjunto coruñés le privó de la victoria su deficiente lectura del último tramo del duelo en la misma medida que la derrota se debió a tres errores de bulto, a descuidos que poco tienen que ver con las decisiones que se toman en un banquillo. Rosales remató completamente solo a la salida de un córner, Ontiveros recibió un balón dentro del área sin un rival a menos de diez metros y Juanpi asistió a Bastón sin que nadie, con una defensa adelantada, llegara a taparle. Tres puntos