Es de suma importancia para el Deportivo galleguizar y coruñesizar el propio club, aproximar, en definitiva, la realidad del primer equipo a la realidad social. A pesar de reconocer la gran dificultad que entraña, porque no todos los niños de A Coruña pueden llegar al primer equipo, sí que hay que exigir un trabajo continuo para que determinados futbolistas con capacidad no se queden por el camino, que se exprima al máximo el talento local, comarcal y regional. Y que eso vaya en consonancia con el primer equipo. Si reduces el número de profesionales, puedes emplear esos fondos en acudir a un mercado de un escalón superior. Y a estos juntarlos con cuatro fabrilistas y dos o tres juveniles. No solo reforzarás así al primer equipo, sino que esos futbolistas van a ayudar inmensamente al club en ese último paso de los jugadores de cantera.
Una vez detectado el talento, e insisto en que es muy difícil acertar, hay que aplicarse totalmente en su crecimiento, en completarlo futbolísticamente y que todo sea un sumatorio en la formación integral del canterano. No solo ficho lo bueno, sino que trabajo al máximo en hacerlo mejor. Claro que interesa que jueguen bien, pero también que den un rendimiento. Pensar en cada futbolista es pensar en el futuro del club, porque nunca llegan generaciones enteras, sino un jugador de aquí, otro de allá, y a todos hay que hacerlos rentables.