Natxo González no es Maradona

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

04 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando en el año 2008, la AFA decidió que Diego Armando Maradona era el entrenador ideal para dirigir a la albiceleste rumbo al Mundial del 2010 en Sudáfrica, los paganos de la iglesia del Pelusa se echaron las manos a la cabeza. Veían en su falta de experiencia un auténtico suicidio. «El agua caliente ya está inventada», respondía por entonces Maradona. Qué le iban a contar a él, que lo había sido todo en este deporte. «Hay equipos que atacan con siete jugadores y otros que defienden con once. En el fútbol no hay nada de nuevo», argumentaba. Para el argentino, el fútbol es fútbol. Y no hay más vueltas.

Con Messi en sus filas y «el fútbol es fútbol» como filosofía, sufrió para clasificarse para el Mundial -recordado es el «que la chupen, que la sigan chupando»- y ya en la Copa del Mundo, Alemania le dio un baño de realidad y de goles.

«En el fútbol está todo inventado». ¿Cuántas veces lo habrán escuchado? Manida frase de tertulia de supuestos expertos. Como si de Di Stéfano a Messi solo hubiese desierto. No es descartable que, con total descaro, ese mismo opinador ataque al entrenador en problemas de turno asegurando que «su método está obsoleto».

Lo que estamos viendo esta temporada en el Deportivo desconcierta a muchos. La estrategia, tanto en ataque como en defensa, nos llama la atención y nos despierta recelos. El recelo a lo desconocido y el pavor de ver a tanto defensa concentrado tan cerca de la línea de gol. Un miedo tan primario como lógico, cuanto más cerca está el defensor de la portería, más asusta la jugada. De no ser porque los resultados están ahí, seguramente ya habríamos sacado la guadaña al grito de: «¡Los experimentos con gaseosa!».

Pero son solo diez goles en contra, es solo un partido perdido y, efectivamente, al Dépor, pese a esa sensación del «casi» constante, no le han encontrado aún las cosquillas. Dudar es sano. Tal vez no todo esté inventado. Y tal vez Natxo sepa lo que hace. De momento, las guadañas se cubren de polvo.