La decisión de Fernando Vidal

TORRE DE MARATHÓN

11 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fernando Vázquez es el hombre que hace un año devolvió la ilusión a una hinchada que se veía ya en Segunda B. El héroe de la remontada de enero y febrero. El que cambió la dinámica del grupo. El que hizo creer que sí se podía. Pero también es el patrón que, como en el 2013, no fue quien de, una vez enderezado el rumbo de la nave, mantener el timón firme hasta el final. El resultado fue un Dépor que terminó ahogándose en la orilla.

Tras el descenso, tocó fondo. Le pesó la responsabilidad. Y estuvo a un nada de irse. Pero su compromiso con el deportivismo le hizo seguir. Temió que su gesto se interpretase como una huida. Meditó y apostó por continuar.

Pero como suele pasar, la debilidad transmite debilidad. El Fernando de este enero dista del de hace doce meses. No tiene aquella fuerza ni aquel convencimiento. Se lo notan los futbolistas. Se lo nota el entorno. Y se lo nota la afición.

No ha conseguido sacar el partido esperado de la plantilla. Primero fallaba el juego. Ahora también los resultados. El primero que sufre es él. Cada derrota es un rejonazo que recibe. Y van dos tan seguidas y duras que el más bravo miura se resentiría.

Tras la humillación frente al Celta B, Fernando Vidal zanjó el debate sobre su continuidad, muy cuestionada en todos los estamentos del club. Dio la cara por el técnico y lo mantuvo contra más viento y marea del que pueda parecer. Pero se mostró firme en su decisión. Un partido después (el de Copa no cuenta) vuelve a verse en la misma tesitura, pero con un ridículo más, el de Zamora. De la fuerte disputa que mantengan su cabeza y su corazón puede salir el futuro de Vázquez y del Deportivo. Y también parte del crédito de un Vidal al que ni echar a su tocayo ni mantenerlo le aseguran el éxito del Dépor. Difícil e importante decisión.