«Venimos a full y a por faena»

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Rubén de la Barrera convirtió su presentación como nuevo entrenador del Dépor en una declaración de intenciones formulada con su lenguaje particular

13 ene 2021 . Actualizado a las 22:32 h.

Rubén de la Barrera domina el lenguaje del fútbol, el castellano, el gallego, el coruño y el inglés. Así que empleó un poco de todo en su presentación. «Venimos a full y a por faena», lanzó enseguida, a modo de anticipo y resumen de lo que estaba por venir. A partir de ese glorioso minuto cero solo hubo que tirar del hilo para desentrañar lo que semejante frase podría contener.

Resulta que por un lado recogía el interés del técnico en revalidar por todo lo alto su condición de coruñés. «Me lo tomo, no con ilusión, sino como algo que sentí que estaba buscando. Todo lo que he hecho desde un primer momento pretendía algo como esto que es representar a mi club», contó a los periodistas que le escuchaban en modo remoto. «Está eso de que nadie es profeta en su tierra y vamos a intentar romperlo», avanzó para adentrarse en el terreno sensorial: «Hoy ocurrió algo que relaciono con mi primer momento en la Cultural. Son sensaciones a las que no se pueden poner ni palabras; un ligero olor que te conecta con algo muy chulo. Hoy he sentido eso, y en León acabó como pretendo que acabe aquí. Yo voy para adelante, voy a full, no me paro ni miro atrás, hoy he sentido cosas muy chulas aquí», proclamó, insistiendo en esa entrega absoluta, a través de la que consiguió enlazar en el discurso el sentido de la vida y el que pretende darle a su nuevo equipo. «Parto de la base de que tenemos dos opciones: esperar a que sucedan las cosas o provocar que las cosas ocurran. Y yo siempre he ido por ahí, soy de ese palo en el que lo bueno que me ha ocurrido la vida es por momentos en los que he tenido que ir a fuego, on fire. Y on fire y a fuego estoy aquí. Por tanto tengo que ser congruente con lo que pienso y siento y también con lo que veo». El Deportivo de Rubén de la Barrera será del palo agitador.

Asegura haber encontrado la base idónea para ello. «Me parece un equipo que estaba bien entrenado, es una obviedad. Es un equipo estable, comprometido, acostumbrado a defender con una gran cantidad de jugadores, lo que genera una responsabilidad de la que nadie se escapa y eso es algo de lo que yo me voy a beneficiar», admitió entre las varias menciones de reconocimiento al trabajo de su predecesor.

Y hasta ahí llegaría lo del «a full». Lo de la faena también tuvo su explicación. Una tarea que el técnico describió así: «Somos conscientes del momento en el que estamos, de lo que hubo hasta el momento y de lo que resta. Siento la necesidad de otorgar al equipo recursos para que tenga opciones de ganar todos los partidos. Lo concibo desde el merecer el resultado, ser dominador, ser mejor que el rival; algo que pasa por crear el mayor número de ocasiones y conceder menos o nada. Quiero hacer especial énfasis en que pretendo que este equipo enganche y conecte con todo el mundo desde el primer momento y que todo el mundo se identifique».

Generar identidad. ¿Cómo? «Le pediría a toda la afición, consejo, propiedad, cuerpo técnico, jugadores, prensa... Que nos juntemos y nos hagamos fuertes porque vamos a disfrutar de muchas cosas bonitas. Aquí somos del Dépor a muerte. Lo más importante que tenemos es la afición y la plantilla y hay que cohesionar esos dos elementos».

Para las cosas bonitas también tiene receta el recién llegado: «Quiero un equipo profundo, vertical, y que cuando tenga la pelota la utilice para hacer daño. No es cuestión de jugar a pasarla. Lo importante es que se reconozca qué se pretende hacer con ella en base también a lo que el rival propone». «La voluntad va a ser la de mandar y provocar cosas, juguemos en Riazor o en cualquier otro lado», proclamó. «Somos el Dépor, hay que ganar y para ganar hay que hacer muchas cosas bien». A full, otra vez.