El Dépor le puso ganas, pero había demasiadas prisas

Carlos Brizzola

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

02 oct 2022 . Actualizado a las 22:51 h.

En el primer suspiro de partido, donde no había ni dominador, se veía claramente lo que pretendía el San Fernando: repliegues hasta casi el círculo central y, a partir de ahí, tapar la salida de balón con los tres hombres que quedaban descolgados. Esto provocó que el Dépor no tuviera mucha presencia en campo contrario. Generó, a través de algún centro, la posibilidad de obtener algún córner o falta lateral.

En todo esto, viene una jugada en la que el portero saca rápidamente y nos pilla en un regreso mal trabajado defensivamente. Un balón puesto al espacio nos ha costado el 0-1. Es ahí, con mucho tiempo por delante, cuando el equipo se empezó a ver apretado de responsabilidad y ansiedad. Quería empatar al minuto siguiente, quería ir rápido. Y todo lo que era ir rápido significaba tratar de meter centros donde no encontraba rematador. El único que pisaba el área era Gorka Santamaría.

Todo lo que hace el Deportivo últimamente, y en los primeros tiempos, depende del acierto y profundidad de los laterales o carrileros. Esa misma profundidad que tiene el equipo por fuera, que acaba a veces apresuradamente y otras veces mal, le quita protagonismo por dentro. Es incapaz de llegar por dentro. Se va diluyendo. Y, otra vez, se fue al vestuario perdiendo.

Se producen los cambios en el segundo tiempo, pero siguen las prisas. Aún con ellos, el equipo no supo interpretar bien dónde tenía que buscar el partido. Y más después de la expulsión. Se acumuló mucha gente por delante y poco fútbol por el medio. Se trató de hilvanar juego por las bandas y buscar la individual, sobre todo con la entrada de Yeremay. Sin embargo, se siguió pecando de no encontrar rematadores. Y, cuando aparecieron, se toparon con el portero. El equipo no sacó el provecho que debería a la superioridad numérica. Si el resultado hubiese sido otro en el momento de quedarte con uno más, el rival no se hubiese replegado tanto. Estaba defendido con ocho futbolistas. El Dépor solo atinó a dos intentos de Yeremay por la derecha y de Narro por la izquierda.

El juego del San Fernando resultó efectivo para ellos. Tirarse, perder tiempo... Todo eso enfría la reacción del equipo local. Enfría y crispa. Con la ansiedad y el resultado, te hace cometer imprecisiones que no son normales. El equipo no encontró el espacio, la pausa y las manera de generar ocasiones de verdadera ventaja.