Triunfo merecido y sufrimiento final

Carlos Brizzola

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

29 oct 2022 . Actualizado a las 22:32 h.

Como siempre, el Deportivo salió con la firme idea de ser protagonista con el balón y de hacer la posesiones largas, que se fueron convirtiendo poco a poco en lentas, sin progresión. El equipo de Óscar Cano se estancaba al encontrarse con los dos mediocentros del Sanse, con los dos jugadores de banda que se metían hacia dentro y además con los dos delanteros, que al menos uno bajaba a ayudar también. Primero lo hacían en la presión sobre los centrales y luego retrocedían para colaborar en dificultar esa progresión deportivista.

En total hubo cinco ocasiones de gol en la primera mitad. Dos para el Dépor, un cabezazo de Pablo Martínez y una aproximación de Quiles; y tres que tuvieron los madrileños. Las dos de Arturo fueron muy claras. Una que golpea cruzado delante de Mackay y otra en la que el portero coruñés hizo una intervención tremenda sacando a córner, en un pase atrás que el delantero visitante remata solo. Luego también tuvo el Sanse un remate que golpea en la parte superior del larguero. Así que el Dépor se fue al descanso con un 0-0 en el que podía creerse mejor por tener más posesión de balón, pero que por ocasiones había estado por debajo.

En la segunda mitad, el partido fue diferente. El equipo blanquiazul salió mejor y empezó a generar la sensación de ser superior. Llegó el gol de Quiles en una transición ofensiva de libro. De esos contragolpes que demuestran que el onubense tiene que ser titular y además partiendo desde la banda derecha, como hizo. Tremendo en la conducción, en aguantar, en dar pausa y en perfilarse para golpear con su pierna izquierda junto al palo. Fue un pase a la red, más que un gol.

A partir del 1-0, el Dépor se creció al verse con el resultado a favor y dominó los tiempos del partido. Tuvo ocasiones para sentenciar, pero volvió a evidenciar que le está costando hacerlo. No encontró el gol Gorka, tampoco Mario Soriano, y al final el equipo acabó sufriendo. El Sanse metió mucha gente en zona de área, con hasta cinco jugadores en el punto de penalti, por lo que en esa situación cualquier balón largo te crea dificultades. El Dépor acabó sufriendo por no haber sabido hacer el 2-0, que hubiese sido un resultado ideal para terminar el partido tranquilo. Al no hacerlo, en cualquier balón colgado, siempre podía pasar algo.

La del Sanse era una victoria necesaria para el Deportivo de cara a enderezar el rumbo y para creer internamente en lo que se está cambiando.