El resumen que deja esta derrota contra el Guijuelo es muy claro. Hay tres puntos a destacar. El primero de ellos es que ha dejado pocas conclusiones. El partido en sí estuvo condicionado por el campo de los salmantinos. Este no permitió al Deportivo ni elaborar ni desarrollar un fútbol al que está más acostumbrado. Además, hizo que no se puedan elaborar muchas conclusiones de los jugadores, más allá de que la gente joven estuvo correcta.
El segundo aspecto es que ha dejado pocas reivindicaciones. Fue un partido en el que los jugadores con menos minutos no sacaron la bandera. No reivindicaron su titularidad para otros partidos y posibles onces de la competición regular. Es más, la aportación de muchos fue discreta en el enfrentamiento en general.
Por último, apuntar que ha dejado tres disgustos. Uno de ellos es, como es lógico, el quedarse eliminado de la Copa del Rey. Perder un partido no es, de por sí, un plato de buen gusto. No quieres que eso ocurra en un amisto y, menos todavía, en una competición como esta. Los otros dos fueron las lesiones de Diego Villares y Víctor Narro. El objetivo que Óscar Cano le daba a este enfrentamiento era el de poder ver tanto a los futbolistas menos habituales como a los jóvenes, y que no ocurriera nada. Pero ahora, se van con la eliminación y con dos lesionados. El Deportivo sale bastante perjudicado de este partido...
El único punto positivo que nos queda de hoy es la posibilidad de centrar todos los esfuerzos en lo que es realmente importante ahora mismo: la Liga y el meterse en el grupo de arriba. El conjunto blanquiazul tiene que pelear por salir de esta categoría. Esta eliminación vale para que se concentren en lo que es verdaderamente urgente. Hay que quedarse con eso.
