Fenomenal marea azul surgida en María Pita para batir el récord en Riazor

X. F.

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

En la grada hubo 28.828 aficionados, más que en ningún otro partido de Primera Federación

04 jun 2023 . Actualizado a las 20:57 h.

San Andrés cierra al tráfico los domingos. La recién adquirida costumbre de desalojar al coche para ceder terreno al peatón franqueó el paso de la espectacular marea azul que discurrió a paso vivo entre la plaza de María Pita y el estadio de Riazor. Una riada deportivista de inmenso caudal, medible en millares de hinchas, colapsando el centro de la ciudad para plasmar cuál es la importancia del equipo en la ciudad. Toda, como atestiguaron incluso varios aficionados castellonenses que se incorporaron sin problema al cauce sonoro de esa masa de seguidores que no callaron desde el punto de partida hasta encontrarse con las vallas de contención.

No hubo esta vez oportunidad de tomar al asalto el bus del equipo, porque las fuerzas de seguridad habían construido diques de contención alrededor del acceso al campo. Así pudo llegar sin problema la expedición blanquiazul, encabezada por un Alberto Quiles que empleó las muletas como batuta para desatar las ovaciones con las que se recibió al plantel.

Los futbolistas fueron descendiendo aireados por el bufandeo y los cánticos. El humo que el curso pasado ambientó el camino al duelo con el Albacete se disipaba esta vez mucho antes de alcanzar a los protagonistas de la primera cita del play off.

Los del césped; porque en la grada hubo 28.828 más, récord de la categoría. Su calentamiento coincidió con el de los elegidos por Rubén de la Barrera, alentados al grito de «Que sí, joder, que vamos a ascender», mientras retornaban al vestuario para recibir las últimas instrucciones.

Anticipo de lo que vendría para acompañar el recitado del once y del impresionante tronar desatado en cuanto el Dépor puso el balón en juego. Los visitantes ganaron el sorteo y eligieron defender primero la portería ubicada ante Marathon, soportando el mayor bullicio durante el tramo inicial.

Alfonso Pastor se encargó de calentar a los hinchas a su espalda dilatando al máximo cada saque de puerta con la connivencia del colegiado, que ignoró los silbidos mientras se iban propagando por el recinto.

En los locales, fue Max Svensson quien mejor contribuyó a enchufar a la afición con sus arrancadas. Yeremay conectó también de inmediato con el aficionado, encendido por los estupendos gambeteos del canario. El «dale De» alcanzó cada rincón del estadio para saludar esos minutos en que el Deportivo encerró al rival.

Cántico constante tras el gol del gran ídolo, fruto de la fe y la intensidad con las que se ha erigido en favorito. Se retiró ovacionado por un Riazor enfervorecido que espera verlo en 15 días, cuando vuelva a subir la marea.