Yohana Gómez, portera del Deportivo femenino: «Acabo los partidos con dolor de cabeza por la tensión del juego»

Iván Antelo A CORUÑA

DÉPOR FEMENINO

MIGUEL MIRAMONTES

«Mis compañeras me dijeron que las había salvado, pero esto es de todas», dice

03 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin mucho tiempo para saborear ka heroicidad del pasado fin de semana, cuando salvó al equipo de la eliminación frente al Cacereño con dos paradas memorables, Yohana Gómez (San Pablo de los Montes, Toledo; 1994) se centra ya en la final por el ascenso a la Liga F. Este sábado (20 horas, YouTube GranadaCFtv), el Deportivo disputa la ida en Los Cármenes, en Granada.

—¿Cómo fue la vuelta a la realidad después del sufrimiento del sábado ante el Cacereño?

—Todo bien. Los dos días libres nos vinieron muy bien para mentalizarnos con lo que viene ahora y ya el martes ya estábamos con muchas ganas de jugar contra el Granada.

—El desgaste del sábado fue brutal en esa prórroga.

—Mis compañeras corrieron muchísimo e hicieron un gran trabajo para que sucediera lo que acabó pasando. En la portería no te desgastas tanto físicamente, pero psicológicamente también sufres una brutalidad. Yo acabo los partidos con dolor de cabeza por la tensión del juego. Al final, tienes que estar concentrada todo el rato y es normal...

—¿Con dolor de cabeza?

—Sí, es que estar tanto tiempo concentrada me provoca muchísima tensión y hace que cada partido me suceda eso, terminar con dolor de cabeza.

MIGUEL MIRAMONTES

—Las porteras siempre están bajo la lupa. Ante el Cacereño fue decisiva con dos paradas espectaculares.

—Sí, bueno, acabaron siendo determinantes... Pero todo el equipo lo hizo bien. Cada una hizo su trabajo y por eso estamos en la final. Yo solo tuve que intervenir esas dos veces y eso habla bien de todas. Las porteras estamos para eso. Para parar las que no llegan y ayudar al equipo desde la última línea. Es lo que nos toca.

—¿Cómo vivió la del minuto 94? La última jugada del tiempo reglamentario, que pudo darle la victoria al Cacereño.

—Yo, cuando veo que el balón me sobrepasa tras el córner, y me posiciono, veo que la jugadora de ellas arma la pierna. Ahí me dije: «¡Buah! ¡Ya!», Cuando tira, meto la mano, la toco, miro para atrás... Y veo que toca el larguero. «¡Dios míos, menos mal!», pensé. Fue increíble, la verdad. Porque con ese poquito que le di conseguí desviarla al larguero.

—Esa fue de reflejos, pero minutos antes venía de otra de agilidad.

—Sí, bueno... En el vídeo se ve muy diferente a lo que yo sentí sobre el campo. Cuando lo vi en la repetición dije: «¡Qué gran parada!». Porque voy de un lado a otro de la portería para salvar el gol. Pero yo, en el momento, simplemente me tiro para poder tocarla y no percibo que me desplazo tanto. No soy consciente ni del recorrido que hago, ni del posicionamiento. Pero bueno, muy contenta por ayudar al equipo.

—¿Qué le dijeron sus compañeras?

—Nada, lo típico, que las había salvado. Pero aquí, al final, cada una pusimos nuestro granito de arena y todas fuimos importantes.

—¿Cómo fue el sábado tras la victoria y el enorme esfuerzo?

—En mi caso, fui a comer con unas amigas y luego quedamos algunas del equipo para tomar algo juntas y hablar del partido. Era un momento para celebrar.

—Y ahora deben jugar con el Granada.

—Es un rival muy parecido a nosotras. Así que no va a ser como el Cacereño, en donde no pudimos imponer nuestro juego. Aquí vamos a tener más la pelota y podremos desarrollar más nuestro fútbol.

—Jugarán en Los Cármenes.

—Sí, va a ser en una estadio de Primera División y tenemos una ilusión tremenda por ello.

MIGUEL MIRAMONTES

«Hasta los 18 años no me hice portera»

Lo de Yohana es una caso atípico en el mundo del fútbol.

—¿Cómo se le dio por esto?

—Yo, de pequeña, estaba apuntada a atletismo, pero en realidad a mí lo que me gustaba de la actividad era que nos sacaban un balón al acabar y jugábamos al fútbol. Un día el entrenador del equipo de mi pueblo fue a hablar con mi madre para preguntarle si me podía apuntar. Y fui, pero como jugadora. De hecho, hasta los 18 años no me hice portera.

—¿A los 18? ¿Tan tarde?

—[Se ríe] ¡Y no me ha ido mal!

—¿Cómo fue eso?

—Yo estaba en un equipo llamado Guadamur, pero la portera que teníamos quería ser jugadora... Y como no había alternativa, les dije: «Yo, si queréis, pruebo y a ver qué tal». Y a partir de ahí ya me quedé. Ya no quise ser más jugadora.

—Y acabó en el Real Madrid.

—Con el Guadamur subimos a Segunda y nos enfrentamos al Tacón. En la ida me metieron 5 y en la vuelta 6, pero a pesar de ello me ficharon. Y con la absorción ya pasé al Real Madrid [temporada 2020-2021].

—Y hace unos meses, al Deportivo.

—Sí. Me llamó Rocío [Candal], me comentó el interés y fue todo muy fácil. El club tiene un objetivo muy claro, ascender, y a mí eso me llenaba. Me apasiona tener algo grande por lo que luchar.

—¿Y cómo le va?

—Podría vivir en A Coruña toda mi vida. Me encanta salir a la calle, estar a cinco minutos de la playa y disfrutar de todos los rincones de la ciudad. Y luego en el equipo estoy muy a gusto. Es un club de Primera. Tenemos todo y nos tratan superbién.

—¿Ya renovó?

—No, solo tengo firmado un año. Yo voy temporada a temporada, por si acaso [se ríe]. Ojalá se pueda dar y sea en Primera. No hay otra cosa que desee más. No sé si conmigo, pero ojalá que el Dépor sí esté.