Veinte minutos trituran al Coruxo

VIGO

Oscar Vazquez

Cayó 1-3 ante un Guijuelo que salió en tromba

20 mar 2017 . Actualizado a las 08:31 h.

El Guijuelo necesitó 22 minutos y una efectividad prácticamente plena para destrozar al Coruxo. En ese tiempo sacó los colores a la defensa verde, exprimió su precisión para marcar tres goles y obligó a los de Rafa Sáez a buscar la remontada a base de remozar el equipo, retirar a los centrales y sobreexponerse al peligro de los contragolpes. Pero los riesgos que tomó el equipo vigués en la segunda mitad de nada sirvieron. Los salmantinos, que llegaban ahogados en la clasificación, se marcharon con tres puntos que les permiten respirar mientras el cuadro de O Vao, cuya mente está puesta en la Copa del Rey, sigue acomodado en la zona templada.

Rafa Sáez matizó su once inicial con la entrada de jugadores como Pibe, pero la apuesta no funcionó. El Guijuelo salió en tromba y en el primer minuto Manu Dimas ya encontró el camino para plantarse en el área de Alberto. Llegó solo pero el remate fue un churro del que se desquitó a los 13 minutos con un golazo. Le habilitaron desde la izquierda, bajó el balón controlado con la zurda y dándose media vuelta para ver portería, remató con un derechazo. Todo, en un pestañeo.

Pero el tanto de Manu Dima solo era el principio. Siete minutos más tarde Pino ganaba la línea de fondo y daba un perfecto pase atrás que Jonxa remataba sin la oposición de la defensa verde, y dos minutos después Rubén, que jugaba con una máscara facial, perdía un balón cerca del área que Carmona aprovechaba para rematar al fondo de la red. Era el minuto 22 y el marcador pintaba un 0-3.

Ante semejante panorama, el Coruxo intentó tomar aire y meterse en el partido aprovechando que los visitantes bajaban grados su intensidad. Pero el fútbol matutino se atragantaba a los verdes. Ni Campillo, ni Camochu, ni Pibe remataban un balón en el área colocado por Mateo, ni el árbitro consideraba penalti una clara falta sobre Camochu en el área pequeña.

El partido necesitaba una revolución y Rafa Sáez la buscó a la carrera. En el descanso sentó a los dos centrales, Alberto y Rubén, y al delantero centro, y dio entrada a Quique Cubas, Österholm y Fer para organizar un Coruxo tan ambicioso como suicida que en el primer cuarto de hora pudo marcar por medio de Pedro y de la cabeza de Campillo, pero también se expuso a encajar el cuarto con Pino, Jonxa y Carmona oliendo sangre.

Con media hora por delante, el duelo era un toma y daca solo frenado por los intentos del Guijuelo de comer segundos al cronómetro. Apareció entonces Pedro Vázquez para cabecear a gol un centro de Pibe que reducía las diferencias en el marcador, pero la salida en tromba inicial de los anfitriones pronto empezó a perder efervescencia.

El Guijuelo se pertrechó atrás y tomó más precauciones a la hora de salir al contragolpe, y los verdes vieron cómo la idea de amontonar jugadores en ataque, pero sin centrocampistas para habilitarles, naufragaba. Al equipo se le escapaba el partido fallando ocasiones claras como la que Pibe remató a las estrellas cuando caía el minuto ochenta. Ni siquiera el balón parado funcionó. El arreón inicial del temperamental Guijuelo ganó la partida.