Los okupas toman una cafetería en pleno parque de O Castro

manu otero VIGO / LA VOZ

VIGO

El establecimiento cerró hace siete años y en su interior residen varios asaltantes

23 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La cafetería Mirador, en pleno parque de O Castro, está cerrada pero no muerta. En su interior hay vida. Un cama sin hacer, un tendal con ropa colgada, botellas de agua medio llenas y una papelera con restos de consumibles indican que este establecimiento de vistas privilegiadas que bajó la verja de forma definitiva hace siete años sigue habiendo movimiento. Lo confirman testigos que frecuentan el lugar. «Sé que vive gente desde hace tiempo, más de una persona», confiesa un trabajador de la única cafetería que mantiene su actividad en este emblemático paraje de Vigo.

Mientras luce el sol el inmueble suele estar vacío y no es hasta la noche cuando regresan sus moradores. «Por ahora, nunca hubo ningún incidente», señala el mismo testigo que valora el carácter pacífico de los okupas. No obstante, su presencia en esta cafetería abandonada no es desconocida para las autoridades, en el último mes varios agentes de policía ya han acudido al lugar sin conseguir desalojar a sus ocupantes.

Los asaltantes accedieron al interior de la cafetería, que consta de dos plantas, forzando una de las vallas que cortan el acceso al primer piso de este establecimiento. Una vez dentro del recinto, reventaron el escaparate y se colaron en el interior. Allí levantaron un auténtico campamento equipado con cama, utensilios de cocina y aprovechan la terraza para secar la ropa. Entran y salen del inmueble por el escaparte, cuyo cristal está roto y presenta peligrosos picos que pueden cortar a cualquiera que no tenga cuidado al acceder al interior.

Ninguno de los visitantes que paseaban ayer por el entorno de esta cafetería tenía constancia de la presencia de okupas en el interior del establecimiento, pero sí que están al tanto del abandono en el que está sumida esta parte del parque. «Esto está fatal, lleva años abandonado y la valla del mirador está rota, es un peligro», afirma Joaquín Ruibal que acostumbra a hacer deporte a diario por los senderos de este parque. «Yo no los vi, pero se ve que hay actividad ahí dentro», añadió sobre los okupas.

Un lugar olvidado lleno de pintadas, maleza y con la balaustrada del mirador rota

Era uno de los lugares favoritos de los visitantes de O Castro para tomar un café y disfrutar de una vista panorámica sobre la ciudad de Vigo. Pero eso ya es pasado. Las únicas que disfrutan del aire libre en el entorno de la vieja cafetería Mirador son las ranas que pueblan un estanque de aguas turbias, llenas de hierbas y latas de refrescos en la plaza de la planta baja del establecimiento. Los portales que servían de acceso al interior del bar se convirtieron en el blanco de los vándalos que no tardaron en llenarlos de pintadas en cuanto cesó su actividad.

La primera planta del viejo Mirador es territorio okupado. Una verja a cada lado cerrada con candados de diversos tamaños impedía el acceso. Pero los asaltantes forzaron la bisagra de uno de estos portales laterales para abrirse paso y lo aseguraron después con una cadena metálica que retiran para entrar y salir del inmueble.

La parte alta de este edificio construido en la ladera del monte de O Castro y que sirve de mirador sobre el centro de la ciudad tampoco se libra de los daños. El quiosco que dependía de la cafetería fue también objetivo de los grafiteros. La lluvia y el paso del tiempo acabaron de deteriorar una estructura llena de óxido. A su alrededor, la vegetación crece sin control y las hierbas, que se abrieron paso entre las juntas de las baldosas de la acera, ya suman varios centímetros de altura. Pero lo más llamativo se encuentra en el mirador, a cuya balaustrada de piedra le falta un cacho. Solo una valla de obra impide a los turistas acercarse a esta zona en la que el peligro de caída es evidente.