El Rápido prolonga su divorcio con el gol

Lorena García Calvo
Lorena G.C. VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Hizo más méritos que el Burgos, pero acabó perdiendo 0-1

14 oct 2018 . Actualizado a las 22:43 h.

«Imposible, es imposible. ¡Parece que estemos gafados!», se lamentaba una aficionada del Rápido al abandonar el Pujales. Y razón no le faltaba. Porque el equipo vigués firmó su séptima derrota (0-1) y prolongó su falta de gol al sucumbir ante un Burgos al que se lo puso fácil. Porque los de Bouzas tuvieron las mejores ocasiones, pero el balón se negó a entrar, y un regalo clamoroso de Antas acabó por dar el triunfo a los visitantes.

Ayer en Bouzas el fútbol era lo de menos. Lo único importante eran los goles, y no el camino para conseguirlos. Tanto el Rápido como el Burgos lo tenían claro y actuaron en consecuencia. Balones largos, disputadas, nulo juego combinativo y un buen puñado de fallos en los dos bandos, igual de necesitados y con los dos entrenadores en la picota.

El Burgos entró al partido más entonado. Tanto, que a los seis minutos Toni Rojano avisó con un disparo que se fue por encima de la madera. El Rápido, que se fue desperezando paso a paso, decidió abrir el limitado césped de Bouzas todo lo posible para centrar balones y que Carnero o Rodri les diesen la puntilla. Bueno fue el intento de Javi Sánchez que no encontró remate, y mejor la ocasión que Rodri no convirtió en gol de milagro tras un mano a mano con el portero rival.

Ni uno ni otro proponía demasiado, pero con sus balones largos y con las ganas conseguían aparecer con cierta asiduidad en las áreas.

Poco después de la media hora Otero tuvo que mover el banquillo. Rodri, que al cuarto de hora se había pegado un cabezazo contra Aritz Borda, reclamó el cambio al no encontrarse bien tras recibir un manotazo en una acción fortuita. Al descanso una ambulancia entró al terreno de juego para llevarse al delantero.

El contratiempo no desequilibró al Rápido, que siguió a lo suyo, apareciendo cada vez más a menudo en los dominios del portero Mikel. Un par de remates de Edgar Agudo, que había entrado desde el banquillo, mantuvieron la tensión, y en los cinco últimos minutos del primer tiempo solo la mala fortuna privó a los de Otero de marcar su primer gol de la curso. Primero Iago López estrelló el balón contra el larguero tras un centro desde la derecha, y luego Adrián tuvo un remate que salvó el meta. Los aurinegros habían hecho muchos méritos, pero su divorcio del gol seguía latente.

Como sucedió en la primera parte, el Burgos salió más enchufado tras el paso por vestuarios. Yaw Annor le ganó la partida en dos ocasiones a Vitra y apretó el corazón de la afición viguesa, pero sin consecuencias. A partir de ahí el dominio regresó a los aurinegros.

Pero cuando el Bouzas parecía achuchar, llegó el zarpazo. Fue un regalo de Pablo Antas, en el 58, que al intentar retrasar el esférico al portero, se quedó corto en la entrega le quedó y Diego Cervero se hizo con el balón en el área, batiendo a Brais Pereiro. Mazazo mayúsculo e inmerecido.

Todo lo bueno que el Rápido estaba haciendo, se fue al traste. El equipo se convirtió en un flan y el Burgos, sobre todo por medio de Annor, pudo incrementar la cuenta. El segundo no llegó y el Rápido reseteó en los minutos finales. Reclamó un penalti que el árbitro consideró que era una falta por el perfil exterior izquierdo del área, que repelió el portero, y los aurinegros tuvieron otro par de llegadas. Pero era inútil. Ya lo decía la aficionada. Parecen gafados.

Queda por ver ahora qué sucede con Jorge Otero.