«No podemos ver a 55 pacientes al día»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Falta de material, sobrecarga y lista de espera han llevado a dimitir a médicos de Vigo que estrenaron la atención primaria

25 dic 2018 . Actualizado a las 13:08 h.

En los últimos años, una investigación impulsada por la Universidade de Vigo y por varios médicos de familia demostró que utilizar los medicamentos para la hipertensión por la noche es más eficaz. No solo llega con conocer los valores de la presión arterial, hay que saber cómo varía a lo largo del día. El médico Manuel Domínguez Sardiña hizo su tesis doctoral dentro de ese proyecto. Ese trabajo sería imposible sin un pequeño aparato que se llama MAPA y que monitoriza la presión arterial del paciente a lo largo de varios días. Hace diez años, gracias a unas becas, se compraron muchos MAPA en el área sanitaria de Vigo. Sardiña era jefe de servicio del centro de salud de Sárdoma.

-Teníamos once MAPA. Ahora tenemos cinco. Los otros seis se han ido estropeando y no se repusieron -dice.

-¡Y ellos son los que más tienen! -tercia Luciano Garnelo, del centro de salud de Pintor Colmeiro-. Nosotros tenemos dos y a veces te da vergüenza darlos, porque están sucios.

-Nosotros nos hemos llevado las fundas de los manguitos de los tensiómetros a casa para zurcirlas -aporta Susana Aldecoa, del centro de salud de Beiramar.

Han terminado su jornada laboral y se sientan a una mesa en el centro de salud de Colmeiro. La sala de juntas no tiene sillas. Se sientan en bancadas, iguales a las de la sala de espera. Son grupos de tres asientos de plástico con una estructura metálica que se mueven en bloque. Llevan 30 años en el ambulatorio.

-Tenemos otoscopios rotos. El desfibrilador manual se lo llevó el PAC para una avería y no lo recuperamos -sigue Aldecoa.

-Los electrocardiogramas tenemos que escanearlos a mano, coger el papel y meterlo en el escáner -insiste Pilar Cobas, del servicio de O Val Miñor.

En el área sanitaria de Vigo se vive una rebelión sin precedentes. 25 jefes de servicio y unidad han abandonado sus cargos como protesta por el deterioro de la atención primaria y la falta de soluciones. «No queremos ser cómplices», dijeron en su manifiesto. Garnelo, Sardiña y Cobas han venido coordinando a los dimisionarios en los últimos días, aunque dicen que no quieren liderazgos. «Dimos un golpe en la mesa, denunciamos una situación, ahora es otra gente la que tiene que seguir», dice Sardiña. Ya son solo médicos rasos. Susana Aldecoa había dimitido casi dos años antes, dice que por problemas similares.

Muchos de los que han renunciado están entre las personas que alumbraron la atención primaria gallega tal y como se conoce. Varios han tenido cargos directivos con distintos Gobiernos. La suya es la rebelión de los precursores. «Nosotros somos los del modelo que empezó el 2 de noviembre de 1987». Pilar Cobas habla de una época en la que el Sergas aún no existía. «Es que el Sergas lo hicimos nosotros -dice Garnelo-, le dimos contenido, idealizábamos el sistema».

«Puedo tener un cupo de 900 niños, pero si no está mi compañero, me quedan 1.800»

No solo hay un hartazgo por la obsolescencia del material. Está la sobrecarga. «En mi centro de salud somos siete médicos -dice Susana Aldecoa-. Cuando faltan dos, hay tres pacientes citados para las nueve de la mañana». Los datos del Sergas dicen que dos de cada tres médicos de familia del área de Vigo tienen más de 30 enfermos al día. «Es que no puedes ver a 55 pacientes en un día, ¡porque los ves mal!», se enfada Sardiña. ¿Cómo hacer así actividades preventivas, preguntar por hábitos de vida, pedir análisis, recomendar prácticas saludables...? Ha habido médicos que han superado los 90 enfermos.

El problema no son los cupos, dicen. «Yo puedo tener un cupo de 900 niños, pero si no está mi compañero me quedan 1.800», dice Garnelo, que es pediatra. La falta de sustitutos, agravada hace un año, ha hecho explotar a los médicos. «Además, la población es más demandante, quiere inmediatez y no tolera no recibirla», añade Cobas. Hasta ahora, la falta de sustitutos se suplía con prolongaciones de jornada, pero desde el 7 de enero han acordado dejar de hacerlas.

Y después están las listas de espera, auténtica barrera para que un enfermo llegue al hospital. «Esta semana pedí una cita para cirugía vascular a un paciente... y me dieron para octubre del 2020», asegura Susana Aldecoa.

«Debimos haber dimitido hace diez años», dice Manuel Sardiña. «Es cierto que somos una especialidad plañidera -añade, autocrítico-, pero es que todos los políticos dicen que nos van a potenciar, que somos el eje del sistema... ¡y no lo aplican!».

«Cambiar al gerente sería la solución fácil, pero no es la solución real»

Una asamblea celebrada el miércoles por la tarde en la sede viguesa del colegio médico acordó varias propuestas. Una de ellas fue solicitar formalmente la dimisión del gerente del área sanitaria de Vigo, Félix Rubial, y de todo su equipo. «Nosotros no planteamos la dimisión, porque una dimisión es la solución fácil, pero no es la solución real. Y nosotros queremos una solución», opina a título particular Luciano Garnelo. «No era nuestro objetivo, surgió por aclamación, pero queremos que nos den soluciones de verdad, no que nos digan que la solución somos nosotros», completa Manuel Sardiña.

Sardiña forma parte del Consello Asesor del Sergas, el comité de sabios que debate la política sanitaria. Lo propuso el propio conselleiro, Jesús Vázquez Almuíña, en el 2016. «La situación de la atención primaria está más que debatida», dice. No solo en ese órgano. «También hubo comisiones en el 2015, con los colegios médicos y asociaciones profesionales, y se hicieron conclusiones, pero no se aplicaron», dice Garnelo. «Y participamos en el plan estratégico de Vigo», apunta Aldecoa.

La rebelión nace, en parte, del descontento por debatir una y otra vez la situación de la primaria sin que se aplique ninguna novedad. Por eso, los cuatro exjefes de servicio que participan en esta entrevista son escépticos con los grupos de trabajo que ahora ha montado el conselleiro.

Les preocupa el futuro. «Nosotros llevamos 30 años formando residentes porque creemos en el sistema», dice Garnelo. «Dicen que no hay médicos en paro, pero es mentira: los han echado. Y eran nuestro recambio».