«Le he cogido cariño a la bolsa»

VIGO

Araceli, delante del panel de la exposición con imágenes suyas, presume de que lleva la bolsa dentro del pantalón.
Araceli, delante del panel de la exposición con imágenes suyas, presume de que lleva la bolsa dentro del pantalón. NPC

Dos mil personas llevan una ostomía en Vigo; Araceli, de 79 años, ayuda con su ejemplo a muchas de ellas

09 oct 2019 . Actualizado a las 07:50 h.

Cuando a los 77 años le dijeron que tendría que llevar siempre una bolsa adherida a su abdomen para orinar, a Araceli se le vino el mundo encima. ¿Cómo haría? ¿Cómo sería su día a día? Pero ya han pasado casi tres y se ha dado cuenta de que no era para tanto como ella se temía. De hecho, ahora luce tipo cada vez que puede, presumiendo de que, aunque no se note, dentro del pantalón lleva la bolsita. «Hago vida normal, voy a la playa, voy de excursión... la gente no me lo nota», explica. «¡Hasta le tengo cariño!».

Araceli Fernández es una de las al menos dos mil personas que tienen una ostomía y están en seguimiento por el servicio de aparato digestivo del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi). La enfermera María José Fabeiro, especialista en estos casos, la llama cuando tiene un paciente al que la bolsa le genera rechazo o miedo. Araceli queda con el enfermo. «Me bajo de pantalones para enseñarle cómo es y le digo que se puede hacer de todo», explica.

A ella le habría gustado que alguien con una experiencia similar se lo hubiese contado cuando la doctora le dijo que le colocarían la bolsita. Se imaginaba que tendría que andar siempre cargada con un bolso enorme para llevar las cosas de su ostomía. Pero esta mujer nacida en Dozón, criada en Arbo y residente en Vigo desde hace medio siglo va tan ligera como siempre. Por eso, conociendo el miedo que tuve y la realidad que vive, ahora ayuda a la enfermera estomaterapeuta explicando a los pacientes cómo se maneja la bolsa, cómo se cambia, cómo se empaqueta... Y, sobre todo, la cantidad de cosas que no le impide.

Cuenta que hace poco le tocó consolar a una mujer de unos 60 años que iba a ser ostomizada y a la que la noticia le había provocado un gran impacto. No paraba de llorar, imaginándose un futuro negro. Araceli empezó a contarle que ella hacía vida normal, que no le afectaba en nada. «¡Pero usté a bolsa non a leva!», le replicó. Así que se la llevó al baño y se la enseñó. La mujer se quedó aliviada. 

La historia de Araceli es una de las catorce que forman una exposición fotográfica instalada en el área de consultas del Hospital Álvaro Cunqueiro, bajo el título Heroes e heroínas. Se ha inaugurado esta mañana, coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Paciente Ostomizado. Aunque los casos más conocidos de las ostomías estén relacionados con el cáncer de colon y recto, no son los únicos. «También puede ser por enfermedades inflamatorias, por accidentes...», dice María José Fabeiro. 

La enfermera María José Fabeiro y la paciente Araceli Fernández, delante de los paneles de la exposición del HAC que muestran sus fotos.
La enfermera María José Fabeiro y la paciente Araceli Fernández, delante de los paneles de la exposición del HAC que muestran sus fotos. Chema

«Queremos seguir avanzando en que los pacientes ostomizados tengan más ayudas», explica el gerente del área sanitaria de Vigo, Julio García Comesaña. Hay sendos baños adaptados en los hospitales Cunqueiro y Meixoeiro, con un lugar donde las personas que llevan una bolsa pueden apoyar sus cosas, con un espejo a su altura que les ayuda a cambiarse y con otros pequeños detalles que facilitan su día a día.

Solo el año pasado, el Cunqueiro intervino a 200 personas para implantarles una ostomía. Pueden ser del intestino delgado (ileostomía), del grueso (colostomía) o bien urológicas (urostomía). Lo que se hace en el caso de las intestinales es crear una salida artificial para vaciar el contenido fecal en una bolsa; mientras que en la urológica, se aprovecha un segmento de intestino para canalizar los uréteres y vaciar, así, la orina en una bolsa.

Hay ostomías temporales y permanentes. Algunas que se cambian varias veces al día y otras que no se tocan en varias jornadas. Cada persona es un mundo, porque no hay dos actividades intestinales iguales. «Llevar una ostomía no debe suponer ninguna limitación», asegura María José Fabeiro.