Un nuevo modo de entender el fútbol

míriam vázquez fraga VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

La Escuela Denis Suárez apuesta por una figura innovadora para potenciar los valores

18 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco podía imaginar Loli Garrido hace cosa de tres o cuatro años que su futuro laboral iba a estar ligado actualmente al deporte. Y, sin embargo, ahora se dedica en cuerpo y alma a la Escuela Denis Suárez de fútbol, donde ejerce como responsable de la comunidad educativa y directora adjunta. Terapeuta de profesión, se formó como coach y la suya es una figura novedosa en el mundo del fútbol, pero fundamental en el enfoque que el jugador del Celta quiso que tuviera su proyecto en Salceda.

Garrido explica que Suárez «no quería una escuela donde los niños practicaran fútbol y ya está», sino que, desde su experiencia, buscaba que la educación y los valores fueran pilares imprescindibles. Y ahí es donde aparece Loli. «Me propusieron crear un proyecto dentro de la escuela en el que yo formo parte del desarrollo integral del niño, ya que le fútbol lo entendemos como una herramienta para ese desarrollo», detalla. Le conquistó esa «visión holística» con la que se concibió la escuela y quiso afrontar el reto.

Pero, ¿en qué se traduce en el día a día esta concepción de la escuela futbolística? «Hay tres pilares básicos: el staff técnico, los jugadores y las familias. Yo me dedico a desarrollar los procedimientos, a cuidar el proceso. No nos importa solo lo que tenemos que hacer, sino cómo vamos a hacerlo», desgrana. En ese sentido, ella trabaja sobre todo con los entrenadores. «Soy la responsable de la educación en valores de la escuela y de proteger el proceso de aprendizaje en el fútbol base».

Su departamento está en permanente contacto con la coordinación deportiva, buscando que en ningún caso sea aislado, sino todo lo contrario. «Apoyo y acompaño la gestión deportiva. Trabajo con el staff técnico, entrenadores y coordinación deportiva», introduce. Descartaron trabajar directamente con cada chaval, ya que rozan los 200 y no era viable. «El entrenador es un agente preventivo de los niños, una persona súper influyente y muy efectivo. Se trabaja con el técnico para que transmita al niño lo que queremos», continúa.

Se establecen unos objetivos al margen de los resultados deportivos, relacionados con la manera de comunicarse en los equipos, tanto a nivel profesional como grupal. «Se trata de que los entrenadores aprovechen los conocimientos que ya tienen y a veces no son conscientes porque trabajan la parte deportiva y ya está. Ellos tienen que gestionar grupos, solucionar conflictos y un montón de competencias más en las que les ayudo».

Garrido practicó piragüismo algunos años, pero más allá de eso, su vida laboral hasta ahora era ajena al deporte. «Se trata de gestión de personas, sobre todo emocional, y en eso sí tengo experiencia. Todos tenemos un entrenador dentro y lo importante es respetar cada uno su espacio y su función, su rol dentro del fútbol», sostiene. Y asegura que el balance de las tres temporadas que llevan es altamente positivo. «Aparte de los resultados, que también hay que hablar de ellos y son buenos, a nivel educativo, los logros son espectaculares», celebra.

Cuenta Loli que día a día va viendo «cómo los jugadores tienen mucho más integrados la disciplina, el trabajo y demás valores» que se les inculcan. Se muestra especialmente orgullosa de que terminaron la primera temporada (la segunda, que fue la pasada, fue interrumpida por la pandemia) sin una sola tarjeta roja. «Para mí significa que se está entendiendo el mensaje que queremos que aprendan, la educación y el respeto sin dejar de pelear y de competir de la manera que tienen que hacerlo», subraya.

Garrido revela que ha creado varias herramientas para que los entrenadores le pasen informes mensuales del comportamiento de cada niño. «Se recoge la información y luego hay un trabajo de observación y análisis para detectar dificultades. Si hay cualquier problema, se interviene», ya sea a través de los entrenadores o directamente con los progenitores, con los que se reúne a final de temporada con cada familia para abordar la trayectoria del niño en la escuela, si continúa y qué debe mejorar.

Porque Garrido trabaja desde el convencimiento de que «a través del fútbol se pueden corregir actitudes», como por ejemplo cuando un niño va mal en los estudios o tiene problemas para asumir la autoridad. Todos esos planteamientos los comparte Denis, de quien parte la filosofía que implantan. «Tenemos contacto con él, nos reunimos cada x tiempo y está siempre al día de todo. Es una persona cercana, que viene a los partidos y está muy implicado», revela.