Club Vigo Voleibol, un histórico en apuros

x.r.c. VIGO

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CEDIDA

La entidad ocupa posición de descenso a la tercera categoría y tiene que remontar dos puestos en cuatro jornadas o esperar que se revise la norma del 30 % de descensos por grupo

23 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Club Vigo Voleibol vive sus días más difíciles a nivel deportivo en sus 52 años de vida. Después de convertirse en un clásico de la Superliga masculina, división que pisó por primera vez en 1971, de vivir una final de la Copa del Rey y de pasearse en por competición europea en varias ocasiones, corre el riesgo de caer a la tercera categoría del voleibol español víctima de una mala temporada y de una reconversión salvaje al descender el 30 % de los equipos de cada grupo (tres de nueve), una decisión que aún podría ser revocada, uno de los argumentos a los que se agarra un equipo que necesitaría ganar tres de los cuatro partidos que restan para intentar meter a dos rivales por debajo. En la actualidad es penúltimo.

Para comenzar, al Club Vigo el tocó una proximidad geográfica difícil de entender porque los gallegos se enfrentan a los extremeños y los canarios (cuyos viajes no están subvencionados), una amalgama que provocó el grupo más fuerte de los tres. En principio cada uno de ellos iba a tener 12 equipos, pero la crisis provocó que se quedasen con nueve. Esa situación invita a una reestructuración que provoca que se den tres descenso por cada grupo a excepción de uno de ellos, que serían dos. Por el momento, el conjunto vigués es penúltimo a cinco puntos del equipo que marca el corte, el San Roque Batán a quien reciben el sábado (Coia, 18.30 horas).

Incertidumbre

«É unha incerteza grande», dice Guillermo Touza, el presidente del club vigués. A los olívicos les restan dos partidos a domicilio ante los dos primeros clasificados, que en la ida perdieron en Vigo, y otros tantos en casa ante rivales directos. «Se nós gañárasmo dos catro tres... pero é moi complicado», dice el presidente que no entiende porque todas las plantillas salvo la suya han dado un giro radical con un fuerte desembolso de dinero. «Non sei de onde sacan os cartos», dice mientras recuerda que salvo los dos últimos, Calasancias y el Club Vigo, todos los demás tienen un patrocinador privado detrás, algo que ellos no han podido conseguir. Los vigueses, lejos de hacer un esfuerzo extra, que además no quieren realizar por su filosofía de cantera, perdieron por lesión a su colocador «e os adestradores teñen que facer máis números que Pitágoras».

Cuando comenzó la competición a los vigueses en absoluto se les pasó por la cabeza verse involucrados en la batalla por la permanencia. «Vendo o que tiñan todos os clubs, incluídos os recén ascendidos, non; pero logo as plantillas cambiaron moito. Houbo quen meteu un montón de cartos», explica Touza.

Sería un varapalo

Si al final no hay cambio de criterio y no consiguen la salvación en la cancha caerán a la Primera Nacional, la tercera categoría del voleibol estatal que no pisan desde tiempo inmemorial. Sería todo un palo para la estructura del equipo. «Sería un pau porque as categorías base están funcionando porque hai un equipo na segunda categoría nacional e as ilusións dos rapaces están todas postas aí», dice el presidente. Además, este año realizaron una fuerte apuesta tecnológica para retransmitir sus partidos por streaming y demás infraestructura que requiere la Superliga 2. Por encima, en Primera, que tendría un grupo noroeste (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Castilla-León), los gastos casi serían los mismos y las subvenciones caerían de un modo considerable.

Modificar los descensos

A un mes vista de acabar la competición, Guillermo Touza no descarta un cambio en el número de descensos por los costes que supondría una nueva liga con dos grupos de 12 equipos. Además, siempre existe la posibilidad que pueda haber alguna renuncia de la que aprovecharse. Muchas opciones para evitar una caída histórica.