El Lóstrego no tiene techo

M. V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

Logrado el ascenso a Primera Nacional, el equipo de fútbol femenino quiere más

19 may 2022 . Actualizado a las 11:16 h.

El Lóstrego ya está donde quería. El club de fútbol femenino creado en el 2020 en Gondomar ha logrado que su equipo sénior, con dos temporadas en las que no ha conocido un resultado diferente del triunfo, vaya a estar la próxima temporada en categoría nacional. Por el medio, dos ascensos y muchas goleadas. Pero por difícil que pueda parecer creerlo cuando se ven esos datos, su técnico, Gabi Couñago, asegura que «no ha sido fácil».

Primero, porque se pusieron en marcha en plena pandemia, y después, porque nada de lo conseguido obedece a la casualidad. «Hubo partidos que nos costaron mucho. Hay mucho trabajo detrás tanto de estudiar al rival como de no faltar las jugadoras a un entrenamiento», subraya. En ese sentido, reivindica que en todo momento han trabajado «prácticamente como un equipo profesional, ya fuera en Primera o en Segunda gallegas».

Ahora están donde se habían propuesto. Y Couñago argumenta que es incluso más importante a nivel de club que de equipo. Porque el Lóstrego es, a día de hoy, una entidad con equipos femeninos en todas las categorías y que cuenta incluso con un filial. «Como equipo, era lo que pretendíamos cuando empezamos porque era el nivel que correspondía a la mayoría e nuestras jugadoras. Pero como club, en categoría nacional empiezan a entrar subvenciones y es más fácil en cuanto a patrocinadores», indica. Por eso cuenta con que este ascenso les ayude a nivel económico y que eso redunde en un crecimiento de la estructura.

Llegados a este punto, y en clave de futuro, el entrenador avanza que todas las futbolistas que quieran continuarán, que no se dará ninguna baja. «Tal y como tenemos el equipo, creo que es más que competitivo para no pasar apuros en nacional y todas se merecen seguir», comenta. Piensa en refuerzos, pero más por una cuestión de número que de nivel, ya que hasta el momento eran «una plantilla corta» y sí que necesitarán más efectivas.

A la pregunta de si Primera Nacional es su sitio o seguirán mirando hacia arriba, Couñago destaca la ambición de unas futbolistas que «no quieren conformarse con llegar y ya está, no se marcan un techo». «No podemos llegar este año pensando ya en ascender, pero si los resultados nos dan la opción de luchar, lo lucharemos. Nuestra idea es crecer hasta donde podamos sin renunciar a nada», comenta.

Todo pasa, defiende, por «apostar por el fútbol femenino como merece». En ese sentido, la cantera es clave y esperan que lo siga siendo. «Es lo que nos da más valor. Cada día entran más niñas pequeñas por la puerta queriendo jugar en el Lóstrego y seguiremos apostando por ellas», comenta. Hay niñas que ahora mismo están en edad infantil y cadete y que la próxima temporada estarán en dinámica de primer equipo. «Es la filosofía que queremos que tenga el club».

Mucho más allá del Valladares

El inicio del Lóstrego está en el técnico y un grupo de jugadoras del Valladares que decidieron dejar aquel club y formar un proyecto nuevo. Pero Couñago, el entrenador en cuestión, admite que le da «rabia» que se les siga identificando con esa otra entidad. «Es un equipo totalmente nuevo aunque haya varias futbolistas que jugaron allí en nacional. Del equipo titular habitual, cinco o seis son jugadoras jóvenes sin experiencia en categoría nacional por las que quisimos apostar», indica.

Las más jóvenes se incorporaron al Lóstrego tras jugar con chicos en equipos de la comarca. «Una vez que creamos el proyecto, les gustó y decidieron quedarse», explica. La dinámica se repite: invitan a las interesadas a entrenar y, luego, ellas deciden. «Normalmente, les suele gustar lo que ven, se suelen enganchar y se quedan», detalla.

Con solo tres jugadoras que están entre los 27 y los 28 años y que son «mayores entre comillas», el grueso del equipo está entre los 14 y los 18 años, con varias también de veintipocos. Un equipo joven que rebosa ambición y que ahora se centrar en disfrutar los partidos que quedan sin la tensión de antes de que el ascenso fuera un hecho.