Los sintecho resisten en la vieja estación de Vigo: «Aquí coges gripe, estás solo, no sabes si es lunes o martes»
VIGO
La Xunta pidió vallarla en enero. Solo la fachada de la avenida de Madrid fue desalojada y ahora acumula material y volquetes de las obras de reforma del vial
06 dic 2025 . Actualizado a las 20:33 h.Once meses después de que la Xunta solicitase permiso al Concello de Vigo para colocar vallas en los soportales de la vieja estación de autobuses cerrada en el 2022, con el fin de evitar los asentamientos de personas sin hogar y la entrada de okupas, solo se ha desalojado el porche que linda con la avenida de Madrid. En el ala trasera, donde ocurrió el crimen del sintecho el pasado jueves, pernoctan actualmente trece personas en sus respectivas casetas y chabolas levantadas con cartones y plásticos.
El inmueble es objeto de disputa entre administraciones. La Xunta argumentó que, por un lado, quería garantizar la seguridad viaria y, por otro, prevenir la okupación del edificio. El Concello reclama la reversión del suelo para darle un uso cívico y evitar que se convierta en un «foco de marginalidad». A día de hoy, en la fachada principal no existe ningún vallado pero tampoco quedan cartones, salvo dos o tres en una esquina. En la puerta y la explanada se amontonan máquinas y material de obra de los trabajos en la reforma de la avenida de Madrid. Unos jersey bloquean el paso no autorizado.
Silvia G., la treintañera procesada por el reciente homicidio, llegó en Semana Santa a la estación, para dormir sobre cartones y unas mantas en los soportales de la avenida de Madrid. Se había tenido que marchar del piso donde había empezado a enderezar su vida. En la estación, compartió cobijo con varias mujeres sin hogar. Una de ellas había montado una tienda de campaña con plásticos, y disponía de sillas y estanterías. Se sentían seguras porque, al menos, no había peleas, según contaron en Praza.gal. La pared estaba decorada con pintadas con el lema: «Todos vamos a morir». A día de hoy, ya no queda nada allí, apenas unos cartones, una bici, toallas y colchones y sillones abandonados. En su lugar, los obreros almacenan material y volquetes de las obras de reforma de la avenida de Madrid.
Silvia, tras cerrarse el asentamiento de la avenida de Madrid, se mudó a finales del verano al ala trasera de la antigua estación, la que linda con la calle Gregorio Espino. Allí residen trece personas sin hogar desde, al menos, principios de año. Montaron un asentamiento con casetas y chabolas de cartón. Algunos vecinos aparcan el coche porque el acceso vial sigue abierto.
«Es una pena, se gastan tanto dinero en luces y no en albergues, no le veo lógica», comenta Juan Ignacio Martínez, oriundo de Portas y con 9 hermanos. Usa muletas y duerme en la calle porque no halló plaza en los albergues, «ni en el municipal, ni en el de los Picos ni en el de Teis. Buscamos vivienda y no la hay. Yo estaba en una casa y me echaron para hacer un piso turístico». «Aquí coges gripe, estás solo, no sabes si es lunes o martes. Cobras una pensión no contributiva pero te lo gastas en medicación», relata.
Cada uno de los moradores dispone de su propio galpón, con un colchón y un somier, mantas, cajoneras, perchas y abrigos, que han ido recolectando. Lo justo para tirar adelante otro invierno. Solo uno o dos de ellos tienen teléfono móvil. Van a la compra a los supermercados del barrio y comparten una ración de embutidos, queso, cerveza o licor café.
Casimiro, otro de los moradores, advierte de la dureza de la vida en el asentamiento. «El día que cobras la paga, te invitan a vino y te meten una pastilla para dormirte y robarte el dinero. Siempre tomo mi propia cerveza o abro yo mismo la lata», dice. Otra sintecho explica los hábitos del campamento: «Te marchas por la mañana y vuelves por la noche a dormir».
En este asentamiento, Silvia G. trabó amistad con un hombre de 56 años que se movía con muletas y con el que, hace un mes, comenzó a convivir en su chabola. Eran pareja desde hace diez días, aunque ella se iba un par de días y luego volvía. El jueves, supuestamente, mató a su pareja a cuchilladas.