Varias fábricas instaladas en suelo forestal de Mos causan daño psicológico a un vecino

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

MOS

Luis Carlos Llera

Una sentencia del TSXG dice que debe ser indemnizado con 12.000 euros por los perjuicios

22 oct 2018 . Actualizado a las 10:53 h.

El vecino sigue en tratamiento por sufrir el paso de camiones y residuos químicos

Las fábricas pueden causar daños psicológicos y morales a los que viven junto a ellas. Lo dicen los jueces del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Un vecino de Mos, que todavía a fecha de hoy está a tratamiento médico por estos problemas, tendrá que ser indemnizado con 12.000 euros por «el perjuicio psicológico derivado de la presión que ha estado sufriendo desde el año 1999 por la instalación en el entorno de su domicilio de varias fábricas que le han obligado a interponer denuncias, quejas y procedimientos judiciales».

Los que tiene que pagar la indemnización, que aún no se ha hecho efectiva, no son las tres empresas que fueron denunciadas en su día sino el Concello de Mos, al que el Tribunal Superior considera responsable patrimonialmente por no haber actuado urbanísticamente contra las instalaciones denunciadas de forma taxativa. El perjudicado argumentó ante los jueces que la administración era responsable por su inactividad ante las resoluciones de obligado cumplimiento en materia de legalidad urbanística. El Concello de Mos intentó eludir el pago señalando que no se daban las circunstancias para incurrir en responsabilidad patrimonial y aseguró que hubo errores e incorrecciones en la valoración de las pruebas. Pero ahora solo le queda acudir al Supremo.

Manuel Rodríguez vivía en una zona idílica en el alto de Tameiga, rodeado de árboles y aire puro, pero poco a poco se fueron montando naves a su alrededor y en una de ellas, Rube, se almacenaban productos químicos y tóxicos. El contenido de estos bidones y su trasiego empezaron a alterar la paz de este vecino. Así que tuvo que recurrir ante los tribunales porque «el Concello de Mos no atendía las quejas». La Axencia de Protección de la Legalidad Urbanística dictaminó que no se podía legalizar la nave en cuestión «por ser incompatible con el ordenamiento como suelo equivalente al rústico». El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia recoge que se comprobó que existía una nave de 800 metros cuadrados en el lugar de Cotiño, en Tameiga, en la que se llevaba a cabo una actividad de «gestión, almacenamiento de residuos industriales y venta de productos químicos con tierras de zinc procedentes de fábricas de cemento, de lingotes de zinc y de planchas de este mismo material. Aunque la agencia amenazó con multas en el 2012, seis años después la nave sigue en el mismo lugar aunque según el demandante «había obligación de restituir la legalidad».

En el 2011 el Concello de Mos dio licencia para crear allí un invernadero. Pero en realidad cuando fue la Guardia Civil a inspeccionar aquello se encontró con una estructura metálica de 19 metros cuadrados recubierta de plástico pero no había «ningún tipo de cultivo en su interior ni indicios de que se hubiesen utilizado allí semillas, abonos, herramientas», señala una sentencia del TSXG que no se observa «ni zona de cultivo, ni platas, tierras o fertilizantes, en vez de productos agrícolas encontraron 400 kilos de zinc por un lado y por otra, 38 bañeras de 1.900 kilos del mismo metal cada una.

Sin embargo, en una inspección posterior, los agentes sí vieron que había un invernaderos con lechugas pimientos y tomates, aunque «sin que se constatase ligazón alguna entre aquella actividad de almacenamiento y venta de residuos con ningún género de actividad agropecuaria».