Jorge Cabrera, un psicólogo volcado en el servicio a los demás

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Formaba parte del grupo de comprometidos profesionales que montaron Cedro a mediados de los 80

09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Jorge Cabrera ya estaba allí cuando se montó Cedro en un piso de la calle Uruguay. Mediaba la década de los 80 y las instituciones públicas estaban empezando a asumir servicios que tenían al mismo tiempo componentes de atención sanitaria y de atención social. El empuje de mucha gente comprometida fue lo que estaba llevando a las instituciones a asumirlas. Y cuando el Concello de Vigo montó oficialmente Cedro -el nombre viene de Centro Preventivo y Asistencial de Drogodependencias, ahora la denominación oficial es unidad asistencial de atención a drogodependencias- Jorge Cabrera ya estaba allí.

Hay quien a eso lo llama compromiso social, hay quien lo llama vocación. Sea de una u otra manera, lo cierto es que a Jorge Cabrera, que falleció el martes, le venía de lejos. Se licenció en Psicología en la Complutense de Madrid en 1977 y ya desde un primer momento estuvo trabajando en las primeras unidades básicas de salud en el barrio de Hortaleza, en la capital. «Eran un grupo de gente con inquietudes por cubrir asuntos sociales que por entonces no estaban atendidos», recuerda con emoción su hermano Julio, que fue durante muchos años jefe de servicio de hematología en el Meixoeiro y director provincial del Insalud, entre otros cargos.

En aquellos años, la Ley General de Sanidad ni siquiera era todavía un sueño; pero había un grupo de avanzados que se dedicaban a atender a la gente que no estaba atendida. Esa norma llegaría en 1986 para cambiar por completo el sistema sanitario y asumiría también la asistencia a drogodependientes.

Esa misma vocación de servicio trajo de vuelta a Galicia a Jorge Cabrera. Su familia es ferrolana, pero él se estableció en Vigo, como su hermano, y en 1985 estuvo entre la gente que montó Cedro. Eran los años duros de la heroína, así que un centro para drogodependientes bajo el paraguas del Ayuntamiento fue toda una revolución. En 1990 la unidad se trasladó a Pintor Colmeiro, donde aún sigue. Y donde seguiría el psicólogo Jorge Cabrera si a sus 63 años una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) no se lo hubiese impedido. Hace dos años que le diagnosticaron esta enfermedad. «Lo vivió con una gran entereza y, como todo en su vida, con una gran discreción», explica su hermano, entre la emoción y la admiración.

La inclinación por el servicio a los demás, especialmente por los colectivos olvidados, marcó su vida profesional. En 1997 se convirtió en director de Cedro, un cargo en el que sucedió al psiquiatra José Tojeiro, otro de los comprometidos fundadores, que se murió hace once años. Cabrera nunca abandonó la lucha por encontrar armas asistenciales con las que ayudar a sus pacientes y la búsqueda de mejoras sociales.