Ingeniería gallega sobre ruedas

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

UVigo Motorsport ya piensa en el 2018 tras rodar en Montmeló y conseguir el premio al mejor trabajo en equipo

30 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Talento, pasión y perseverancia. Sobre esa base nació hace tres años un proyecto impulsado por ocho jóvenes estudiantes de ingeniería industrial en Vigo que fueron capaces de contagiar su ilusión y su persuasión para embarcarse en la Fórmula Student, una iniciativa abierta a la participación de universidades de todo el mundo. Los alumnos se organizan como una escudería, tienen que diseñar, fabricar y poner a competir un monoplaza.

Han pasado más de mil días desde aquellos primeros pasos. Los integrantes se han multiplicado por tres. El talento, la pasión y la perseverancia no acusan la erosión del tiempo. Antes al contrario. Y el UVigo Motorsport viene de dejar huella este fin de semana en Montmeló. La representación gallega conquistó el premio al mejor trabajo en equipo e hizo podio en la modalidad denominada Cost, que pone en valor los resultados obtenidos en función de los medios disponibles. 

Verificaciones y pruebas

En Barcelona compitieron 35 proyectos de combustión y otros 35 eléctricos. El monoplaza superó todas las verificaciones técnicas y las pruebas dinámicas hasta llegar a la última, la denominada endurance, que consiste en dar veinte vueltas al circuito con un cambio de piloto en mitad del recorrido. El primero dio sus diez vueltas. Pero las altas temperaturas (35 grados, y más de 50 a pie de asfalto) pasaron factura: el motor no arrancó. Solo un vehículo consiguió completar las dos tandas. 

Dos semanas antes, en el circuito alemán de Hockenheim, el monoplaza pasó las verificaciones, pero dio problemas antes de llegar al endurance. Era el 14 de agosto. Tres días más tarde el fórmula estaba de vuelta en Vigo. El 22 puso rumbo a Barcelona con un nuevo motor y los pertinentes ajustes. Y, vistos los resultados de Montmeló, dieron con la tecla, pese a trabajar contrarreloj. 

Por ese flanco, el de la brega, compensa el equipo las limitaciones presupuestarias. Son los estudiantes los que se encargan de todo: búsqueda de apoyos, compras, márketing, patrocinios, desplazamientos, pilotaje.... Todo.

El lunes volvían en furgonetas tras recoger todo el material. Si en San Sebastián, como fue el caso en alguna ocasión, se les presenta la oportunidad de conseguir piezas en condiciones ventajosas, no tienen inconveniente en viajar por carretera ida y vuelta en el mismo día. Las horas que le dedican al proyecto se podrían cuantificar, pero el esfuerzo no, porque cada uno tiene que organizarse durante el curso para atender el frente de la Formula Student y el de los estudios. Al fin y al cabo, a la par no pueden descuidar el día a día de sus carreras en las aulas.

El primer año fue todo un logro poner en marcha un prototipo, por muy básico que resultase. El segundo fue el de la aerodinámica, el de las primeras pruebas con el turbo, el de superar las verificaciones técnicas. El tercero, el de las pruebas dinámicas y el de empezar a rodar. Y los jóvenes de UVigo Motorsport ya le están dando vueltas a la cuarta evolución, en marcha hacia el 2018.

Claudia Otero: «No nos lo creíamos, fue la alegría máxima»

Claudia Otero es una de las integrantes del UVigo Motorsport, del departamento de electrónica y programación y del de márketing y organización. Huelga decir que se desató la alegría por el premio al mejor equipo, por lo que supone de refrendo al trabajo del grupo. Y añade que, si acaso, la celebración fue todavía mayor por inesperada: «En Alemania, viendo la ceremonia de entrega de galardones, hablamos de cuando nos tocaría a nosotros. No esperábamos que fuese ya en Barcelona».

Si acaso, la sorpresa fue mayor porque llegó justo a continuación de una pequeña decepción: «Al haber quedado entre los tres seleccionados en Cost, pensamos que ya íbamos a conocer el podio, independientemente del puesto. Pero solo subieron los primeros. En ese momento, algunos empezamos a disgregarnos. Yo era una de los cuatro que íbamos a empezar con los preparativos para la cena, cuando de repente oímos por megafonía que llamaban a UVigo Motorsport. Estábamos llegando al párking, dimos la vuelta a la carrera y conseguimos llegar. No nos lo creíamos, fue la alegría máxima». 

La distinción minimiza los momentos más duros, que los hubo, y ya sirve como acicate para los nuevos desafíos. Claudia Otero reconoce que hubo dos escollos especialmente complicados: «El año pasado no conseguimos rodar. No teníamos dudas, pero había que hablar de nuevo con los patrocinadores y sería entendible que ellos sí las tuvieran. Y hace unos días, cuando rompió el motor en Alemania... Había que reenfocar, porque era el año de conseguir resultados».

Fue el año. Y ya está en marcha el siguiente: «El coche llega este martes, ya hay que empezar a ver cosas, comenzar con las entrevistas porque siempre hay gente que acaba y otra que viene...». El proyecto sigue creciendo.