La sequía ya acecha a Vigo

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Las consecuencias se advierten en la capacidad de los embalses y hasta en la laguna del campus

21 sep 2017 . Actualizado a las 13:29 h.

No es ni mucho menos la peor situación de Galicia, pero la sequía que registra la comunidad autónoma empieza a acechar a Vigo. En solo dos meses la presa de Eiras, de la que mayoritariamente se abastece la ciudad y otros municipios del entorno, ha pasado de ser la más llena de Galicia, con más de un 90 % de ocupación, a tener esta semana un 64 %. Peor aún es la situación del embalse de Zamáns proveedora también de Vigo, aunque de una pequeña zona. En este caso se encuentra al 56 % de su capacidad. Tampoco Baiona se salva de este drástico descenso al reducir Baíña su capacidad casi a la mitad desde finales de julio a la actualidad y pasar de un 80 % a un 47 %.

La sequía ha llegado incluso a la Universidad de Vigo, como se puede apreciar en la laguna de Filología, nombre con el que se la conoce en el campus de Lagoas Marcosende. Este espacio acuático se nutre de un manantial natural que parte de la cabecera del río Eifonso, principal afluente del Lagares. Además de la función paisajística, la laguna, de 4.500 metros cuadrados de extensión, recoge las aguas de escorrentía superficial del entorno. En la actualidad aparece casi seca, una imagen muy distinta a la que se podía observar el pasado invierno. La zona constituye un lugar interesante desde el punto de vista biológico y ecológico por el alto valor como ecosistema.

Para Antón Lois, portavoz de Amigos da Terra, la ocupación actual de los embalses es más coherente con las circunstancias medioambientales y con el resto de las cuencas que la que ofrecían hace dos meses, casi llenos.

Teniendo en cuenta las previsiones de sequía para el otoño, cree que es necesario adoptar medidas para el ahorro de agua y no esperar a que llueva o a que baje más el nivel de las presas. «El problema es que cuando llueve dos días parece que se soluciona el problema, pero no es así porque los suelos no retienen agua», explica.

Según el ecologista, el tipo de lluvia ha cambiado. Ahora es más torrencial y no llega a recargar los embalses. Buena parte resbala directamente al mar. Al contrario que el suelo mediterráneo, en Galicia no se absorbe.

Con independencia del otoño que haga, el problema para Antón Lois es la tendencia, ya que esta será la situación con la que nos encontremos a menudo. «Puede haber un año muy lluvioso, pero no solo llueve menos, sino que lo hace de diferente forma y aunque caiga agua quince días seguidos, es irrelevante, una circunstancia puntual. Hay que aplicar el principio de precaución. Todas las medidas son necesarias y en un margen de tiempo no muy largo serán imprescindibles», apunta.

Entiende que en Vigo es más difícil transmitir el mensaje de ahorro de agua a los consumidores por la forma de pago. Al tener que abonar como mínimo la cantidad correspondiente a 30 metros cúbicos cada dos meses, se gasten o no, los ciudadanos se conciencian menos del ahorro.

Tal vez por aquello de por decir que no quede, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, anunció a finales de agosto que como medida preventiva se cortaría el agua en algunas fuentes que no cuentan con circuito cerrado, si bien muchas de ellas llevan meses sin funcionar por diferentes problemas. Las medidas restrictivas incluyen la limitación del baldeo de calles que se lleva a cabo con agua potable. «Cuando hay mucha agua el baldeador lo hace a su albedrío; ahora vamos a recomendar que lo haga con criterio», dijo entonces Caballero.

En aquel momento el embalse de Eiras se encontraba al 76 %, doce puntos más que ahora. El de Zamáns estaba al 70 % frente al 56 % actual.

Al inicio del verano Augas de Galicia envió una carta a los municipios de la demarcación Galicia-Costa, en los que se enmarca Vigo, recomendando una serie de medidas dentro de las competencias municipales. Entre ellas figura la limitación del baldeo y limpieza de las calles, el fomento del uso responsable del agua en las instalaciones municipales, la limitación del suministro de las piscinas y la intensificación de las labores de mantenimiento de la red de abastecimiento para minimizar las pérdidas.

A finales de este mes se volverá a hacer un nuevo análisis de la situación que será decisivo para determinar si se adoptan otras medidas más restrictivas.

El cangrejo americano podría ir del campus al río

Una de las consecuencias de la sequía que se observa en la laguna del campus es la proliferación del cangrejo americano entre los lodos. La situación podría llevarles a emigrar hacia el río más próximo, según el ecologista Antón Lois. «Aguantan un montón de tiempo fuera del agua y aprovechan las noches de rocío para desplazarse», apunta. El resultado no sería precisamente positivo teniendo en cuenta que se trata de una especie invasora que contribuye a la pérdida de biodiversidad. Como mínimo contribuye a desplazar a otras especies, cuando no a eliminarlas. Estas consecuencias de la sequía son menos palpables que las apreciadas a simple vista, aunque no por ello menos importantes.