«Madrid nos pidió que no hablásemos de soterramiento del tren en Vigo»

Diego Pérez Fernández
diego pérez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Los técnicos vinculados a UGT idearon la entrada de la alta velocidad y la nueva estación de Urzaiz que aceptó Fomento. Teis les debe hoy no ser un barrio dividido

11 feb 2019 . Actualizado a las 09:58 h.

En el 2010 se plasmó definitivamente el acceso de la alta velocidad ferroviaria a Vigo. Mientras las tuneladoras Miñoca y Lebre avanzaban bajo A Madroa para crear el mayor paso subterráneo de Galicia («700 trabajadores concluyen la mitad», contaba La Voz aquel año), el arquitecto norteamericano Thom Mayne entregaba al Ministerio de Fomento el diseño de la nueva estación de Urzaiz. Fue un sueño hecho realidad, aunque a día de hoy esté inconcluso.

El premio Pritzker fue el encargado de dar forma a una obra que, ocho años atrás, había salido de un laboratorio de ideas vigués. Porque quienes pergeñaron el soterramiento de las vías del tren y el hundimiento de la estación del AVE para poder crear un pasillo verde en Teis y, al mismo tiempo, facilitar una salida directa hacia Portugal habían sido cinco técnicos vinculados entonces al sindicato UGT.

En el tiempo se pierden las decenas de vigueses distinguidos que ha nombrado la ciudad. Este equipo de expertos ferroviarios no figura entre ellos. Injustamente, habría que concluir. Cándido Rodríguez Graña, Manuel de la Fuente Álvarez, Celso Alonso Rivas, José Sánchez González y José Alonso Pérez se dejaron muchas horas de su vida luchando por una infraestructura vital para la ciudad. Suya fue la propuesta del trazado en L (Ourense-Vigo-A Coruña) que hubiese cambiado la configuración de la alta velocidad en Galicia y que se descartó. E idea suya es, también, la variante de Cerdedo que Xunta y Gobierno aceptaron, una línea directa a Ourense para evitar el rodeo por Santiago.

Al rememorar aquella aventura surgen las anécdotas. «Fuimos a una reunión a Madrid con el secretario de Estado Antonio Monfort para negociar la entrada soterrada en Vigo y tuvimos que aceptar lo que nos pedían, que era que no hablásemos de soterramiento, sino de integración urbana», apunta De la Fuente. Fomento no quería generar más envidia de la necesaria con algo por lo que suspiraban y aún suspiran tantas ciudades (véase, si no, el conflicto de Murcia).

Lo más difícil, quizás, no fue convencer al Ministerio. Celso Alonso todavía recuerda cómo se echó «las manos a la cabeza» cuando vio que los redactores del Plan Xeral del Concello de Vigo, en la época del gobierno de Lois Castrillo, «no tenían ni idea de infraestructuras porque solo veían pisos».

Había mucho en juego. No solo la posibilidad de crear una gran plaza en superficie en Urzaiz y una nueva calle ajardinada en Teis. Bajar la cota de la estación también suponía encarar el futuro. «La apuesta era darle continuidad a todo el Eje Atlántico, desde A Coruña hasta Lisboa, aprovechando los fondos de cohesión», explica José Sánchez. Esto es, la llamada salida sur hacia O Porriño y Portugal. La primera persona que la planteó fue el ingeniero Álvarez Tranche, pero ellos le dieron contenido. Propusieron un túnel de 4 kilómetros bajo Vázquez Varela y un espacio logístico en Sárdoma con enlaces a la factoría de Citroën y el puerto de Bouzas. Su propuesta se la pidió una consultora, y acabó como estudio informativo de Fomento. El ministro Álvarez Cascos pagó 300 millones de pesetas de la época por el plagio consentido, aunque ellos no vieron un duro.

Al abrigo de aquella salida sur, también aprovecharon para diseñar un metro en Vigo como complemento a un servicio de cercanías, siempre pensando en un área de influencia de más de un millón de personas. La Voz de Galicia sirvió de altavoz a muchas de sus iniciativas. Cándido Graña tiene claro que siempre apostaron por «planificar infraestructuras a muchos años vista, no con visión cortoplacista». Nunca han buscado protagonismo, pero él y sus compañeros pueden presumir de haber evitado la división definitiva del barrio de Teis y de abrir la esperanza del AVE directo de Vigo hacia Madrid a través de la variante de Cerdedo. Es parte del sueño que sigue pendiente de materializarse.