Las lecciones que deja la sequía

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Un 10 % es todo lo que pudo ahorrar Vigo en situación de alerta

01 ene 2018 . Actualizado a las 23:17 h.

CHEQUEO AL MEDIO AMBIENTE la gestión de residuos

Una vez decretado que en Vigo se terminó la sequía, o no, o depende, podría ser un buen momento para preguntarnos si hemos aprendido algo. ¿Hemos aprendido que no sabemos si la calidad del agua en Vigo es buena o mala, ni siquiera si es potable o no? Con el hierro de arriba para abajo, comprobamos que el laboratorio de referencia para decretar las alertas sanitarias es cuestionado sin que le pase nada, ni al laboratorio ni a quien lo cuestiona. Es poco tranquilizador.

Al menos hemos aprendido que, según los datos, el agua puede ser potable y simultáneamente no serlo, incluso el mismo día duplicar los máximos permitidos y en la misma zona ser de calidad excelente. ¿A quién creer? Los datos que deberían ser objetivos, convertidos en un acto de fe. Pero lo fundamental en una sequía es: ¿hemos aprendido que el agua es un bien escaso? Difícilmente, porque el agua siguió saliendo del grifo. Comparando la vida cotidiana en nuestros hogares con los embalses al máximo o alcanzando mínimos históricos no existió diferencia. No apreciar ninguna diferencia incluye el precio del agua. El agua en Vigo, sea abundante o escasa, tiene el mismo precio. A efectos de economía doméstica el ahorro de agua en Vigo se penaliza, pero aún así: ¿Hemos aprendido cuánta agua somos capaces de ahorrar en una situación de alerta? Sí, un 10 %. Es la diferencia entre la abundancia y las medidas extraordinarias de ahorro que el Concello es capaz de aplicar.

¿Hemos aprendido que vivimos en una ciudad limpia sin necesidad de baldeos diarios? A efectos de limpieza urbana evitar 525.000.000 de litros de agua anuales (depurada y potabilizada) corriendo por las aceras no suponen una especial diferencia. ¿Hemos aprendido que existen aguas grises que se pueden utilizar perfectamente, pero con mesura, para esa limpieza? ¿Hemos aprendido de quién son las competencias en cada caso? Lejos de despejar las dudas con embalses, tuberías y potabilizadoras salimos peor de lo que entramos.

El discurso de la Xunta, en lo fundamental, es claro: las competencias son del Concello. El discurso del Concello, en lo fundamental, es igualmente claro: las competencias son de la Xunta. Lo pintoresco es que ambas partes esgrimen como referencia los mismos documentos. ¿Hemos aprendido al menos que una ley que no define con claridad las competencias concretas y precisas de las Administraciones es inoperante? ¿Revisaremos la Ley de Augas de Galicia de forma participada y consensuada para que su normativa sea concreta y no se vuelva a repetir este espectáculo de arrojarse competencias?

Al menos, ¿hemos aprendido que el cambio climático es una certeza? Las previsiones del cambio en la cantidad y tipología de las lluvias, con datos científicos aplicados a Galicia, del proyecto Cligal, están desde hace una década sobre la mesa de la presidencia de la Xunta y de la Red de Ciudades por el Clima. ¿Algún presidente de la Xunta y de la Red se las leyó y se las creyó?

Luchar contra los efectos del cambio climático, de los que las sequías son una pequeña parte, es un esfuerzo estéril mientras no se actúe sobre sus causas. ¿Hemos aprendido a actuar sobre las causas antes que sobre los efectos? Hemos escuchado declaraciones sobre cerrar caudales ecológicos, bombeos, trasvases, azudes, sobre los efectos. ¿Una sola declaración sobre las causas, por ejemplo, el cierre inmediato de las térmicas de carbón? Nada cambiará si no llueve cuando corresponde.

El bombeo de urgencia del río Verdugo se planteaba sobre un tramo de su cauce prácticamente seco, y se sigue considerando urgente con Eiras desalojando agua a chorros. Pero ya puestos a actuar sobre los efectos, al menos seamos prácticos. ¿Hemos aprendido que Eiras y Zamáns tienen capacidad de embalsar agua oficial, pero no real? Si en un solo día de lluvia podemos pasar del mínimo histórico por debajo del cual el agua no es utilizable, al máximo de seguridad, y la diferencia es un 40 %... esa es su capacidad real.

¿Hemos aprendido que Eiras y Zamáns pueden duplicar su capacidad? Sería urgente aprovechar esta tregua para acometer esas obras. Al final, hasta la próxima sequía, las medidas estructurales y paradigmáticas desde la acción política para luchar contra las consecuencias del cambio climático y la sequía como punta del iceberg consisten en pedir un trasvase caiga quien caiga y en decirles que pongan un aireador en el grifo del bidé. Esto segundo háganlo, aunque les cobren lo mismo por el agua que ahorren y disfruten las fiestas, porque todo indica que otra vez no hemos aprendido nada.

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