La ría de Vigo, en las grandes rutas del comercio romano

VIGO CIUDAD

Un nuevo estudio demuestra la importancia de la vía atlántica en el Imperio

20 jun 2018 . Actualizado a las 17:46 h.

V amos a enumerar algunos hechos. Se trata de hallazgos arqueológicos contabilizados en Vigo en las últimas décadas. El primero es el monumental depósito de ánforas encontrado en la ladera de O Castro, en el perímetro del antiguo poblado romanizado. El segundo son las ánforas modelo Haltern 70, un estándar de la época latina, encontradas en la zona de Areal, que podemos sumar a los restos de un buque mercante romano localizado en Alcabre. Y el tercero son las factorías de salazón encontradas en todo el centro de la ciudad, incluyendo las salinas de Areal o los tanques de la calle Marqués de Valladares. Parece evidente que todo está relacionado. Y que, en efecto, Vigo se dedicó durante la época romana a la producción de pescado en salazón, en tal volumen que se desarrolló una industria para su exportación. Ahora, un nuevo estudio viene a corroborarlo.

Porque la pasada semana se publicó una ambiciosa investigación en la revista Journal of Archaeological Science, con participación de arqueólogos y matemáticos, que estudiaron de forma masiva los modelos de ánforas empleados durante el Imperio. Y su distribución rompió con una teoría clásica: que Roma comerciaba con la Galia a través del río Ródano. Sin embargo, los datos apuntan a que no sucedió así, porque la verdadera gran ruta comercial fue la atlántica, que desde el Mediterráneo subía por la costa lusa y Galicia para doblar Fisterra hacia el norte europeo.

El trabajo está dirigido por Javier Rubio-Campillo y José Remesal, de la Universidad de Barcelona. Este último está avalado por uno de los prestigiosos contratos europeos Advanced Grant. Y al equipo se sumaron historiadores, matemáticos, informáticos y físicos expertos en redes complejas, que emplearon simulaciones informáticas. Sus conclusiones afirman que «el Atlántico era la ruta principal para transportar el aceite, las conservas de pescado y el vino producidos en la península ibérica (provincias Bética y Tarraconense) hasta el norte de Europa».

Galicia era clave en este comercio. De hecho, se especula con que el faro que existiese donde hoy se levanta la torre de Hércules, en A Coruña, no estaba tanto destinado a orientar a los pescadores como a los buques mercantes romanos que transitaban esta costa en gran número.

Y el hecho encaja con la notable producción de salazón en el Vigo romano, cuya ría estaría situada en medio de la más importante ruta comercial del Imperio.

Para llevar a cabo la investigación se ha usado la base de datos del Centro para el Estudio de la Interdependencia Provincial en la Antigüedad Clásica (Ceipac) de la Universidad de Barcelona. En esta base de datos se reúnen 43.000 registros arqueológicos, concretamente de restos de ánforas. Estos recipientes se pueden considerar el mejor indicador para estudiar el comercio de alimentos en la antigua Roma. Estaban presentes en todo el imperio y llevaban grabados unos sellos con información precisa sobre el lugar de procedencia y otras características de los productos: serían la versión en la Antigüedad de las etiquetas que encontramos actualmente en la comida que compramos.

En los resultados se observan similitudes, con respecto a la epigrafía anfórica, entre las provincias del valle del Rin (Germania Superior y Germania Inferior) y las zonas de Britania y Bélgica. En cambio, no existe esta similitud con las provincias de la Galia. Esta diferencia hace pensar que los productos procedentes de la península ibérica no llegaban al norte de Europa a través del Ródano, atravesando la Galia, como algunas hipótesis defendían, sino que las ánforas se transportaban a través del Atlántico.

El nuevo estudio, y el análisis masivo, con métodos de supercomputación, de la base de datos de ánforas romanas, podría también abrir la puerta a una investigación específica sobre Galicia. Aunque las conclusiones ya señalan de forma genérica que buena parte del tráfico mercante imperial pasaba por estas costas.

Así que los datos vuelven a encajar: ánforas, un mercante hundido, salinas y factorías de salazón. Y un nuevo estudio que pone a los antiguos puertos gallegos en el mapa de la Roma imperial.

El hecho encaja en la notoria producción de salazón existente en la ciudad