El agujero

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua LA TRAPALLADA

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Al margen de si hubo delito o no en el accidente del Marisquiño, el Concello y el Puerto son culpables de no querer entenderse durante años

27 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los tablones hechos añicos del paseo de Montero Ríos son el recuerdo machacón de la tóxica pelea entre instituciones que se vive en Vigo desde hace décadas. Hay un agujero monumental en la madera y otro no de tamaño similar en la política. El milagro del Marisquiño -lo que pudo haber pasado y no pasó- podría haber servido de tirón de orejas para cerrar ese agujero cuanto antes. Nada más lejos. El Puerto y el Concello ni siquiera se han reunido todavía y los partidos políticos confían en que la investigación judicial y la que hará una comisión del Parlamento sirvan, al menos, para desgastar al contrario.

La jueza dirá si hay delito o no. Pero el Código Penal no debería ser la única medida para juzgar las actuaciones políticas. Muchos ciudadanos -también este periódico- llevaban años advirtiendo del desastre en el que se había convertido el paseo, mientras el Concello y el Puerto no hacían nada más que señalar al otro. Si hubieran existido cooperación institucional y ganas de trabajar por la ciudad, y no solo por ganar votos a costa del desgaste del adversario, el uno y el otro se habrían sentado a arreglar el paseo. Al hacerlo, se habría descubierto el daño en los pilotes. Más allá de lo que digan el convenio Abrir Vigo al Mar, el seguro de la organización del festival o la ley de espectáculos, y más allá también de lo que diga la jueza, el Puerto y el Ayuntamiento son culpables de indolencia y de pasotismo. No, no son delitos. Así que es una pena que no lo vaya a decir ningún juez. Para ello debería servir una comisión de investigación. Pero ¿qué credibilidad va a tener una que dirijan políticos durante un año electoral?